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La 'fiesta' del Linux supera el fracaso del año anterior y reúne a 150 informáticos

El seminario sobre el sistema operativo abierto supera el fracaso de asistencia del año pasado

Más de 150 jóvenes informáticos participaron ayer en una jornada de inmersión en el sistema operativo Linux, de libre acceso, organizada por la Facultad de Informática de la Universidad de Valencia en el campus de Burjassot. El primer seminario urgente para iniciar a los informáticos en el sistema abierto, celebrado hace un año, apenas congregó a una veintena de personas, explicó un satisfecho Joan Pelechano, uno de los responsables del evento.

Francisco Tomás, rector de la Universitat de València, arropó con su presencia la inauguración de la segunda edición de Linux Install Party, un seminario dirigido a todos los interesados por conocer los secretos y destrezas que requiere el uso del software libre, de acceso gratuito, que ofrece Linux. El sistema operativo para informáticos elaborado por el estudiante finlandés Thorvald Linux, quien optó por ofrecerlo gratuitamente a través de la red a cualquier interesado.

Un joven profesor de informático en un instituto de secundaria, implicado en la organización, explicaba que "cuando el usuario dispone de un programa diseñado en Linux puede modificarlo a su antojo, mientas que los sistemas habituales, esencialmente los elaborados por Microsoft, no pueden modificarse".

Esa versatilidad permite adaptar el sistema a las necesidades reales del usuario, suprimir todos los accesorios inútiles y agilizar el funcionamiento de los ordenadores.

La única barrera para la extensión del uso del sistema Linux reside en los profusos conocimientos de programación informática que exige su uso.

Los 150 estudiantes de informática, aficionados o técnicos que acudieron a las jornadas pagaron cinco euros para participar en el evento. Dos grupos, uno para novatos y otros para iniciados, se congregaron en el vestíbulo de la Facultad de Farmacia y se apresuraron a conectar en red sus propios equipos, desde los más aparatosos a los más simples.

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Gregorio Martín, responsable del Departamento de Robótica de la Universitat de València, sugería en una sala anexa las posibilidades que ofrece un sistema abierto, un sistema que no está patentado porque no está definido como producto comercial y de hecho sus propios usuarios todavía se manejan con el talante desprendido que caracterizaba los orígenes de la red de internet. Martín apuntaba: "El salto es paralelo al que se produjo cuando los copistas de la Iglesia, que guardaron los libros a través de varios siglos, se enfrentaron a la aparición de la imprenta".

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