Gallardón y la guerra
Escucho la arenga de Gallardón a sus huestes en un mitin de la precampaña. En un tótum revolútum, arremete contra los socialistas y comunistas, habla de ministros del Interior y de otras lindezas. ¡Milagro! El mudo de la guerra criminal ha recobrado la voz. ¿Habrá estado con un fonólogo? ¿Habrá asistido a un curso de educación vocal?
Ya no tiene la voz quebrada que utilizaba, de modo lastimero, cuando era vituperado por su silencio. La ha recobrado, y de qué modo, y, cuidado, viene con nuevos bríos. Pero le haré la misma pregunta que todos le hemos hecho: ¿condena esta guerra criminal? Conteste de una vez porque si un malhadado día, los que dicen que ponen bombas para liberar a su pueblo oprimido por los ciudadanos de Madrid, depositan una bomba inteligente que por mala fortuna dejará, digamos a un par de niños mutilados de brazos y piernas, ¿qué hará?, o también ¿lamentará sus muertes? ¿Pero dónde he oído lo de lamentar? A veces uno también pierde la memoria.
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