Walter Fuller, trompetista y defensor de músicos
Walter Fuller, un trompetista de jazz que ayudó a establecer la escena jazzística de San Diego en la década de 1940 y se convirtió en abogado de los derechos civiles para los músicos y clientes negros de los clubes de la ciudad, ha fallecido. Tenía 93 años. Fuller, al que se consideraba el último miembro original superviviente de la big band de Earl Fatha Hines, de los años treinta, murió en un centro de salud de San Diego. Padecía diabetes y otras enfermedades relacionadas.
Influido por el sonido de Louis Armstrong, comenzó a tocar profesionalmente la trompeta siendo un adolescente en Chicago a mediados de la década de 1920. Se unió a la nueva orquesta del legendario pianista de jazz Hines en 1930, convirtiéndose en un valioso músico acompañante cuyos solos de trompeta se consideran una enorme contribución al sonido de la banda. También se distinguió por su exuberante modo de cantar y su scatting en la interpretación de Rosetta, gran éxito para la banda en el año 1933. Esta canción no sólo se convirtió en la melodía distintiva de Fuller, sino también en su apodo, así como el nombre de su hija, la única que tuvieron Fuller y su esposa Ida, bailarina.
Nació el 15 de febrero de 1910 en Dyersburg, Tennessee. Su padre, un músico que actuaba en circos y espectáculos de venta ambulante de medicinas, le enseñó a tocar el melófono a edad temprana. Más tarde aprendió a tocar la trompeta, que su hermano mayor, Wilbur, tocaba profesionalmente. Fuller, que durante algunas temporadas tocó con las bandas de Horace Henderson y Lionel Hampton, comenzó su larga asociación con la escena musical de San Diego en 1946, cuando al frente de una versión más reducida de su big band fue contratado para tocar durante un mes en uno de los clubes de jazz del centro de la ciudad, el Club Royal, y permaneció en él durante 12 años.
"Trajo algo único a San Diego, porque era lo que ahora llamamos jump swing", afirmó Dan del Fiorentino, conservador del Museum of Making Music en Carlsbad, California. "Lo que él tocaba era swing jazz auténtico y consistente. Fue algo muy especial para San Diego. Allí las principales estrellas en esa época eran bandas de country o cosas por el estilo, y entonces llegó él con ese swing torrencial de Nueva York con estilo de Chicago, y dejó a todos anonadados". Pero igualmente importante para las contribuciones musicales de Fuller, afirmó Del Fiorentino, fue el papel que realizó, "de forma muy callada", como líder del movimiento local por los derechos civiles. "La policía solía seguirnos hasta casa cada noche después de nuestro espectáculo. Tenían una ley que imponía restricciones a todos los músicos negros para salir fuera del club, incluso a tomar aire", señaló en una ocasión Fuller, quien luchó durante años hasta lograr cambiar el mundo laboral de los músicos. En 1952, Fuller se convirtió en el primer director negro de la junta local del sindicato de músicos, un puesto que conservó hasta su jubilación en 1986.-
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