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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Rose Augustine, defensora de la guitarra clásica

Rose Augustine, antigua profesora de química que, junto con su esposo, revolucionó el mundo de la guitarra clásica al inventar la cuerda de nailon, y que encargó varias obras y financiaba series de conciertos y concursos, murió el 21 de abril en Manhattan, donde residía, a los 93 años.

Formada como pianista y apasionada del clavicémbalo, Augustine decía a menudo que no le interesaba mucho la guitarra y su repertorio. Pero probablemente cualquiera que haya asistido con regularidad a conciertos de guitarra en Nueva York es probable que la haya visto: era tan habitual verla en un debut como en el concierto de un intérprete famoso, y también era probable que ella ayudase a pagar el concierto. El guitarrista español Andrés Segovia vivió con Augustine y su esposo, Albert, durante 11 años, desde finales de la década de 1940. Julian Bream, el mayor guitarrista de la generación posterior a Segovia, nunca se iba de Nueva York sin visitar la casa de campo que la pareja tenía en Greenwich Village, y salía de allí con cuerdas de guitarra Augustine Imperial suficientes para un año. Y cuando localizaba a jóvenes intérpretes que ella consideraba portadores de la tradición de Segovia, les prestaba su influencia.

Augustine nació en el Bronx en 1910, se licenció en el Hunter College, y obtuvo su título de especialización en la Universidad de Columbia. Se convirtió en profesora de ciencias en un instituto de enseñanza media, pero tras la II Guerra Mundial se pasó al negocio de las cuerdas cuando su esposo, constructor de guitarras, descubrió que las cuerdas de tripa tradicionalmente utilizadas para las tres cuerdas agudas de la guitarra eran difíciles de adquirir por su escasez. Albert Augustine empezó experimentando con seda de pescar; y finalmente se puso en contacto con un ingeniero de DuPont, que se mostró escéptico respecto a la utilidad musical del filamento. Se dijo que las primeras muestras ofrecían un sonido metálico. Pero cuando Segovia le encargó una guitarra a Albert Augustine en 1946, también mostró su interés por las cuerdas de nailon. Los Augustine encontraron una máquina de esmerilar, concebida originalmente para hacer binoculares, en una tienda de restos de guerra y la reconvirtieron en máquina para pulir cuerdas de nailon para guitarra, dándoles el espesor y la consistencia adecuados.

Segovia se convirtió enseguida en el patrocinador de las nuevas cuerdas, que duraban más y se podían mantener afinadas de manera más fiable que las que los guitarristas usaban desde hacía siglos. El hecho de que él utilizara las cuerdas produjo una demanda entre guitarristas aficionados y profesionales, y los Augustine empezaron a venderlas en paquetes adornados con la foto de Segovia y un refrendo con su firma. Otras empresas empezaron también a utilizar el nylon, y éste pronto sustituyó a la tripa en las cuerdas agudas homologadas para la guitarra clásica. Augustine conservó el trabajo de profesora durante los primeros años de la empresa familiar, Albert Augustine Limited, pero trabajaba por las noches atendiendo pedidos. Cuando su esposo murió, en 1967, se hizo cargo del negocio, actualizó periódicamente sus procesos de fabricación y estableció un floreciente mercado para sus cuerdas en todo el mundo.

En los años ochenta, Augustine, que no tiene herederos cercanos, empezó a promover conciertos, financiando series en la calle 92 y en la Escuela de Música de Manhattan, así como festivales y concursos en todo Estados Unidos y en Europa. También encargó obras de guitarra a unos 20 compositores.-

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