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VISTO / OÍDO
Columna
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Primero de Mayo

¿Qué celebramos hoy, o qué se celebra? ¡Ah, sí! La llegada del sol, la fuga del invierno, las primeras siembras de la primavera. Celtas y sajones se pusieron de acuerdo en que era el día del Sol y del Fuego ("Bel"); y el día de la fecundidad: podían pasar cosas entre hombres y mujeres. Y anoche fue Walpurgis: las brujas anduvieron sueltas para protestar de la supuesta monja católica. Y también pasaron cosas: pero esas cosas ya pasan todos los días. La Iglesia trató de evitar que pasaran: prohibió esas fiestas y luego las digirió. El "entrismo", que decían los trotskistas: cuando no puedas vencer algo, introdúcete y lucha desde dentro. Decidió que la Reina de Mayo, la muchacha coronada con las flores y vestida con las gasas, fuera un sacerdote. Vestido de mujer. ¡Qué cosas tienen que hacer los curas!

Pero ¿y qué más? Que los zapateros celebraban San Crispín ("San Crispín, nacido en Túnez, ordenó a los zapateros, ser borrachos y embusteros, y no trabajar en lunes") y los sastres a Adán y Eva: los vestían. Algo más pasaría... Ah, sí. El 1 de mayo de 1886 hubo una gran huelga en EE UU: los obreros pedían la jornada de ocho horas. La policía disparó contra la multitud, como sus sucesores disparaban hace dos días contra los civiles iraquíes que se manifestaban: entonces mataron a seis obreros. Ése es, para muchos, el verdadero sentido del Primero de Mayo. La realidad es que apenas se ha conseguido esa jornada, ni la de 35 horas que se había ganado en Francia pero que la derecha ha hecho desaparecer. No hay que olvidar que al Gobierno de la derecha, o al menos al presidente de la República, le eligió la izquierda, engañada con la idea de que había que cortar el camino al fascismo. No se ha conseguido la jornada de ocho horas, sino que se disfrazó el tiempo con horas extraordinarias, y luego con el pluriempleo; y ahora quien trabaja todo el día, y otros que no tienen trabajo. No cuento nada nuevo. El Primero de Mayo fue el día de los desfiles con banderas rojas, que luego se fueron dividiendo en sindicatos a veces enfrentados. El día del desfile en la Plaza Roja de Moscú en la "Patria de los Trabajadores". También se practicó el entrismo: la Iglesia lo convirtió en el Día de Jesús Obrero, gran invento jesuita: y Franco celebraba la Fiesta del Trabajo, con Coros y Danzas, y Educación y Descanso. Hoy es otra cosa: el principio de un puente. Como el Jueves Santo. Nada más.

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