El largo retorno del 'patachula'
Javi Jiménez, del Valladolid, reaparece tras tres años de baja y 8 operaciones
Javier Jiménez (Madrid, 1976), regresó al fútbol el pasado domingo en Vigo, tres años y un mes después de que su rodilla derecha se inflamase y descubriesen que el cartílago estaba prácticamente deshecho. Le implantaron un nuevo cartílago realizado a través de un cultivo hecho en Estados Unidos pero la recuperación comenzó a ralentizarse y así transcurrieron casi mil días, hasta que ocho operaciones después volvió a un estadio como futbolista profesional, y a punto estuvo de marcar un gol. Después del partido, Rubio, compañero de Javi Jiménez en las categorías inferiores del Real Madrid y hoy en el Livingstone escocés le telefoneó. "Te lo mereces", le dijo, "pero si encima marcas el gol, me muero".
Había entrado en alguna convocatoria, pero no había conseguido volver al equipo hasta que Moré decidió colocarle en el medio centro. "Ese era el premio. Siempre he dicho, antes de la lesión y ahora, que jugaría al fútbol gratis. Tendría mi trabajo para comer, pero al fútbol jugaría sin cobrar", asegura Javi Jiménez, cuya rodilla apenas recuerda lo que ha ocurrido, tan solo cuando sufre pequeñas sobrecargas musculares. Su cabeza sí recuerda las recaídas: "Termina por convertirse en un reto personal, en pensar que te tienes que recuperar para ser válido para lo cotidiano, para trabajar o pasear con el perro, no ya solo para el fútbol. Cuando en junio del año pasado se me fue en la ducha la otra rodilla pensé que yo en otra vida debí ser un malvado o un filibustero para merecer tan mala suerte".
Sin embargo el tiempo no ha pasado en balde y Javi ha cambiado. "Me he vuelto más autocrítico, y más criticón también", afirma y de ello dan fe las broncas que soportan alguno de sus compañeros en los entrenamientos, sobre todo Chema, con el que tiene una relación muy especial, aunque su compañero del alma en el vestuario es el capitán, Torres Gómez. "Entre él y yo tenemos el récord de operaciones, ocho cada uno", apunta Javi Jiménez. Ya no le apodan El Poseído, un mote que en su día le puso Harold Lozano porque terminaba los partidos con el gesto descompuesto de intentar robar más veces el balón que el colombiano. Sólo Jesús, con acento sevillano, le llama patachula.
Le resta una temporada más de contrato y confía en el Valladolid porque el comportamiento del club durante su lesión ha sido ejemplar: "Todos los presidentes se han comportado de cine. Nunca me han metido presión y podrían haber intentado deshacerse del problema como seguro que hacen muchos empresarios con trabajadores en esta situación; pero si el año que viene el técnico no confía en mi no pasa nada. Me echaron del Rayo y del Atlético y jugué en Regional. Lo importante es jugar".
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