Luces de primavera
Fiel a su cita primaveral, Zarautz se viste de fotografía desde hace 15 días y, con la exposición que se inaugura mañana, se mantendrá de esa guisa hasta fin de mayo. Son las jornadas fotográficas de 2003, organizadas por el Photomuseum y el Ayuntamiento, las que han traído a esta localidad costera cinco exposiciones de indudable interés.
En la sala Sanz Enea se puede ver El espíritu del Château d'eau. Agrupa una selección de las fotografías exhibidas en esta institución francesa (la más antigua en difusión y conservación de fotografía) a través de sus años de existencia por prestigiosos autores. Se trata de una sinopsis de imágenes de las que se desprende el criterio artístico y documental que ha marcado esta galería.
El fundador y artífice de este ideario es precisamente el veterano Jean Dieuzaide que a su vez expone en las paredes del Photomuseum un reportaje sobre mayo del 68 en Toulouse. Un trabajo que tiene la garantía de un fotógrafo vinculado al realismo poético, retratista del general Charles de Gaulle, además de premio Niepce y Nadar.
A Torre Luzea ha llegado por cortesía del Instituto Alemán de Cultura una muestra donde Dörte Eissfeldt enseña su peculiar arte fotográfico. Es un estilo vinculado directamente con el cine por lo que la imagen estática se preña de recursos propios de esta disciplina como pueden ser el montaje, las secuencias o los fundidos y encadenados.
José Frisuelos está en la Galería Zazpi. Sus fotos son de lo más variopinto. Puede tratarse de un retrato, una pared con un pasquín, una escena callejera o el escaparate de un peluquero. El conjunto resulta desconcertante, aunque las imágenes vistas una por una tengan su encanto, parecen responder únicamente al caprichoso Clik que es título de la exposición. Finalmente, en la Galería Kayua se puede ver un más que interesante trabajo de Julián Lladosa. Su proyecto Alrededor de mi ciudad pone en evidencia la relación del hombre con su propio entorno. La cámara toma el color de edificaciones alumbradas por escasos, pero intrigantes puntos de luz nocturnos. Llega desde unas deterioradas edificaciones agrícolas hasta las nuevas edificaciones industriales para hablarnos de un mundo en constante transformación.
Este magnífico maratón fotográfico debiera tomar por costumbre añadir a la lista de invitados a un fotógrafo vasco. Contrastar su trabajo con el de gentes llegadas de lejos y obtener enseñanzas todavía más lustrosas. No obstante, iniciativas de este tipo y otras tan interesantes deben estar esperando la próxima adecuación de Villa Manuela a recinto exclusivo del Photomuseum.
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