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Vic integra la línea férrea con protestas contra la presencia de Álvarez-Cascos

La línea de cercanías que va de Barcelona a La Tour de Carol, pese a sus muchas deficiencias, es la infraestructura pública de comunicaciones más importante para la ciudad de Vic. También ha sido siempre una barrera que impedía su crecimiento hacia el oeste. Con la inauguración oficial de la integración de la línea de tren, presidida ayer por el ministro de Fomento, Francisco Álvarez-Cascos, Vic supera este obstáculo y une el centro de la ciudad con la cada vez más urbanizada zona de poniente, que ha sufrido una profunda transformación desde la eliminación de la N-152, convertida ahora en avenida. La presencia del ministro fue objeto de protestas diversas.

Las obras de integración de la línea del tren en Vic comenzaron en febrero de 2000 y han tardado 39 meses en ser ejecutadas, 11 más de los previstos. El coste ha sido de 32 millones de euros. El ministerio ha aportado 24 millones y el Ayuntamiento 8. Se ha adecuado la estación, que ha conservado su fachada, se ha construido una estación de mercancías y se ha urbanizado el entorno.

Pese a que aún quedan por finalizar los trabajos de algunos parques y aparcamientos y las reformas en la plaza de la estación -obras que el consistorio prevé terminar en julio-, ayer se dio por inaugurada oficialmente la nueva infraestructura en un acto que no agradó a parte de los políticos de la ciudad. El candidato de ERC a la alcaldía de Vic, Josep M. Font Purtí, no asistió en protesta por la presencia del ministro.

La inauguración exigió fuertes medidas de seguridad. Los Mossos d'Esquadra protegieron la zona ante la concentración de unos 30 jóvenes que increparon a Álvarez-Cascos por la política del PP, y por las propias obras inauguradas sin terminar.

Considerada por muchos como una obra faraónica, la integración del tren a su paso por Vic ha levantado muchas quejas. Una plataforma ciudadana sostiene que era prioritario el desdoblamiento de la vía, como mínimo, entre Barcelona y Vic. La lentitud de los convoyes y los retrasos son algunos de los calvarios que a diario aguantan los usuarios, a lo que se suman los descarrilamientos y desprendimientos de piedras de las últimas semanas.

La lista de agravios no termina aquí. Los usuarios critican que la nueva estación, en funcionamiento desde principios de año, tiene goteras, las escaleras mecánicas muchas veces no funcionan, no hay bastantes bancos y la reforma obliga a los pasajeros a esperar el tren al aire libre, lo que en invierno supone aguantar temperaturas bajo cero.

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