Ariel Rot pone "una gota de rock en el desierto musical"
'Lo siento, Frank' reúne 13 canciones nuevas
Ariel Rot se encuentra en un momento especial de su vida. El ex Tequila y ex Rodríguez estrena paternidad y disco, Lo siento, Frank, 13 cortes a base de rock callejero, milongas y valses tabernarios, compuesto mientras buscaba casa nueva. "El disco es como una gota de agua en el desierto musical en que se encuentra el rock", aseguró ayer el cantante y guitarrista. El CD, que se pone a la venta el lunes, se presenta como "un envoltorio de lujo" diseñado por su amigo David Delfín.
Callejeando por Madrid o conduciendo mientras buscaba piso nuevo ante la inminente llegada de su bebé, Ariel Rot (Buenos Aires, 1960) fue apuntando en la libreta, donde llevaba los teléfonos de las inmobiliarias, trozos de canciones. Rot llevaba casi cuatro años sin editar canciones nuevas, así que decidió tomarse un año y medio sabático, en lo que a actuaciones se refiere, y concentrarse en la composición. "A la hora de maquetar todo fue muy rápido. Ya había nacido Mateo y compaginé la grabación con el cuidado del bebé, así surgió esta especie de búsqueda de lo imperfecto".
Gracias a las rentas que le proporcionan clásicos en la historia del rock en español como Mucho mejor, Salta o Dime que me quieres, el guitarrista y compositor pudo permitirse el lujo de encerrarse para expresar en papel y acordes los momentos y las imágenes que llenan su vida. "Es sano que tus vivencias personales se reflejen en tus canciones. El rock ya ha demostrado que puede ser adulto; un poeta necesita escribir como yo necesito tocar la guitarra. En mi caso la escritura es más itinerante, más cíclica". Fruto de esa conexión entre vida y obra, Lo siento, Frank está lleno de guitarras y se escuchan textos de este estilo: "Cuando nos abandonan, la vida parece un tango"; "Conoces las alturas, pero también el abismo. El abismo es el precio que se paga por poder ser uno mismo", o "Tengo un alma veterana que ha perdido muchas guerras". De los 13 cortes del álbum, 10 son composiciones suyas, dos de su amigo Sergio Makaroff y uno del poeta argentino Raúl González Tuñón.
Por el nuevo disco de Rot, el cuarto en solitario en su etapa posrodríguez, desfilan músicos como Tito Dávila, Germán Vilella, Luis Prado, Andy Chango y Andrés Calamaro, entre otros. "A pesar de contar con tantos músicos invitados, es el disco más solitario que he hecho", dice. "Fueron cinco meses de grabación solo en el estudio La Cabaña Sonora. Las nuevas tecnologías abaratan la producción y te permiten trabajar durante más tiempo".
Rot anda también ocupado en añadir nuevos contenidos a su página web (www.arielrot.com), en la que podría colgar todo el material que graba y para el que no hay lugar en las discográficas. "Internet es un aliado de los creadores. El problema con la industria es que el cambio de formato les pilló de sorpresa, pero acabarán conviviendo con eso. Cuando éramos niños intercambiábamos discos en un parque de Buenos Aires, pero ahora eso se puede hacer a lo grande".
Rot se define como un solista que a la hora de subirse a un escenario con los músicos de directo procura "imprimir una actitud grupal. El placer de la música es compartirla y llegar a una comprensión que no se alcanza con las palabras".
Tras año y medio de paro en lo que a escenarios se refiere, el músico reconoce que se sentía bajo los efectos del síndrome de abstinencia. "La mística y la liturgia que rodean a los conciertos y sus preparativos enganchan y no puedes resistirte a vivir sin ello". Por culpa de esas ideas, Rot lleva una semana agotadora, compaginando la promoción de Lo siento, Frank con la actuación en diferentes sitios. Ayer mismo tocaron en Talavera de la Reina, hoy en Badajoz y el próximo mayo en Mahón, Madrid, Valencia y Barcelona. Y así hasta el 14 de junio.
La entrevista se acaba cuando Rot se coloca una minibufanda roja para combatir el frío primaveral, coge su guitarra y se pone en carretera.
Babelia
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