Antón Reixa leyó 78 veces 'El lápiz del carpintero' antes de dirigir el filme
La película combina el melodrama romántico y el carcelario
"Lo juro por Dios, que me hunda como el Prestige si miento". Antón Reixa (Vigo, 1957) se refería así a las 78 veces que leyó en gallego El lápiz del carpintero, la novela de Manuel Rivas, antes de llevarla al cine. Y en las sucesivas lecturas y relecturas en libros más que subrayados, Reixa, elegido por el propio autor de la novela para llevarla al cine -"no me pude negar, fue como un mandato divino"-, encontró una historia de emociones, de amor, de sentimientos, en la que mezcló el melodrama romántico y el carcelario. El lápiz del carpintero, que supone el debú en la dirección de este artista gallego, se estrena el próximo viernes.
Además de esa intensa lectura, Reixa fue a la busca, por consejo de Rivas, de las mismas fuentes de las que se alimentó el escritor para su libro. "Hicimos el mismo recorrido pero esta vez para terminar en una película y no en una novela", aseguró ayer su realizador durante la presentación en Madrid de su primer largometraje.
El lápiz del carpintero, protagonizada por Tristán Ulloa, María Adánez y Luis Tosar, acompañados de un reparto de intérpretes gallegos, narra la historia de amor en la Galicia de 1936 entre Daniel da Barca (Ulloa), un médico republicano encarcelado por las tropas franquistas que sobrevive en la cárcel gracias a su imaginación y la palabra, y Marisa Mallo (Adánez), que lucha por la libertad de su amado. Entre medias, un guardia civil, Herbal (Tosar), que se convierte en la sombra de la pareja.
Reixa, que presentó la película acompañado por Tristán Ulloa y María Adánez, mostró su satisfacción y su miedo por debutar como director de cine con el "best-seller de la literatura gallega". "Nos producía un tremendo respeto", dijo Reixa refiriéndose también al coguionista, Xosé Morais, "pero hemos contado siempre con el apoyo y la generosidad de Manuel Rivas, que fue el más irreverente con su propia novela, animándonos a hacer los cambios que quisiéramos, y nos permitió hacer lo que queríamos".
Antón Reixa se mostró orgulloso de poder mostrar la represión que sufrieron los gallegos en los años de Guerra Civil, algo desconocido para el gran público, y comparó esa Galicia del 36 -"plural, inquieta, democrática"- que se reivindica y homenajea en el filme con la Galicia de 2003, en la que miles de ciudadanos han salido a defender su tierra y su mar tras el desastre en que les ha sumido el hundimiento del Prestige.
El artista gallego confesó que ya no sabría vivir sin dirigir otra vez, aunque, algo cauto, aseguró que antes quisiera saber la valoración que se hace de su trabajo.
Babelia
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