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La seductora fuerza de The Police resurge en la reedición de su discografía completa

Los siete discos del grupo han sido remasterizados con la tecnología Direct Stream Digital

Diego A. Manrique

Coincidiendo con el ingreso del trío en el Rock and Roll Hall of Fame, la integral de The Police ha reaparecido en el mercado, ahora remasterizada por Bob Ludwig con la tecnología Direct Stream Digital: en Europa, se ha puesto a la venta en discos híbridos, que pueden escucharse en un reproductor normal o en los nuevos equipos SACD (Super Audio Compact Disc). El relanzamiento incluye los cinco discos del grupo en estudio, un doble en directo (The Police live) y una colección de grandes éxitos (Every breath you take).

The Police es uno de esos grupos clásicos que se prestan a ser reevaluados. El trío tuvo demasiado éxito y, más grave, demasiados imitadores que explotaron hasta la saciedad su seductora fusión de rock y reggae. Además, de las cenizas de The Police surgió Sting, artista en el que muchos puristas personifican los peores vicios del rock exhibicionista. Y todavía hay gente que les ve como impostores: músicos de jazz o rock progresivo que se aprovecharon del desconcierto propiciado por el punk rock para colarse en un tren que se llamó new wave.

Todo ello es cierto pero semejante pliego de cargos no constituye la historia completa. Como muestran las actuales reediciones, The Police fue un campo de batalla entre tres personalidades fuertes. Ni siquiera había coincidencia ideológica entre Sting, cantante y bajista de inclinaciones liberales, y Stewart Copeland, un baterista cuya visión del mundo era más pesimista (después de todo, era hijo de un alto funcionario de la CIA). Musicalmente, Sting ganó la partida desde el principio: todos los éxitos incluidos en Every breath you take son obra suya; Copeland y el guitarrista, Andy Summers, debían pelearse para que en cada trabajo saliera una o dos canciones suyas. Cierto que muchas de esas aportaciones de Copeland y Summers suenan ahora como caprichos o excentricidades, que todo lo más aportan contrastes al cancionero principal.

Aun reconociendo el infalible talento de Sting para los estribillos memorables y las letras con pegada emocional, sus compañeros se resistieron a su creciente dominación, que se tradujo en textos que se acercaban a lo pretencioso, especialmente por la voluntad de reflejar sus últimas lecturas. Se perdió el humor de la primera etapa de Police, que usaba un esperanto particular para bautizar sus discos: Outlandos d'amour (1978), Reggata de blanc (1979) y Zenyatta mondatta (1980). En Ghost in the machine (1981) aparecieron instrumentos extra, y en el segundo de los conciertos incluidos en The Police live (1995) cuentan incluso con coristas: el poderío del trío original se diluía en un sonido enojosamente profesional.

Synchronicity (1983) fue el último disco de estudio y ocultaba brillantemente que se trataba de un grupo en desintegración, mantenido por la voluntad de Sting. Junto a una de las grandes canciones sobre la obsesión amorosa (Every breath you take), aparece su oda a los dinosaurios (Walking on your footsteps) y las destilaciones de libros de Jung o Bowles. En 1986, cuando ya los tres habían publicado discos en solitario, hubo un intento de grabar un nuevo disco, que no pasó de los ensayos. Su participación en la gira A conspiracy of hope, a beneficio de Amnistía Internacional, confirmó la defunción del proyecto: sencillamente, la magia se había evaporado.

The Police.
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