"El 'plan Baker' no está maduro como para convertirlo en algo aceptable"
Bujari Ahmed (Tichla, 1953), embajador de la República Árabe Saharaui Democrática y representante del Frente Polisario en las Naciones Unidas, cerró ayer el VI Curso de Derechos Humanos de la Universidad del País Vasco en San Sebastián con una conferencia sobre el Sahara Occidental. No podía dejar de mencionar, y no lo hizo, el último plan presentado por el ex secretario de Estado James Baker para la resolución del conflicto, una propuesta que plantea un periodo transitorio de cinco años antes de celebrar un referéndum de autodeterminación.
Pregunta. ¿Cómo juzga la última propuesta de Baker?
Respuesta. Es interesante en su estructura, pero los contenidos no están maduros para convertirla en algo aceptable.
"No se puede decir 'no' a la agresión a Irak y callar la que se da en el Sahara Occidental"
P. ¿Dónde están los puntos negros para los saharauis?
R. Nos preocupa el periodo transitorio, porque supone concederle durante ese tiempo la soberanía a Marruecos. Pero también porque se pretende que en esos cinco años puedan convivir las dos partes en conflicto como si no hubiera pasado nada. Los saharauis no quieren sangre como ocurrió en Palestina o en Timor, y la comunidad internacional no puede cometer ese error por tercera vez.
P. ¿El problema del censo queda solucionado?
R. No si se quiere celebrar un referéndum genuíno de autodeterminación, porque junto a los saharauis concede el derecho a cierta población de colonos marroquíes.
P. ¿Cuál sería la condición sine qua non para que el Frente Polisario acepte la propuesta?
R. La mejor vía para resolver el conflicto es poner en marcha el plan de arreglo de 1991, con un periodo transitorio de seis meses, bajo el control de Naciones Unidas y con un cuerpo electoral ya identificado por este organismo. Sólo le falta atacar el problema de los recursos de apelación sobre la lista final de votantes. El que quiera la paz y la estabilidad en la región debe empezar a pensar que no es posible configurar exclusivamente su futuro sobre la posición marroquí e ignorar la de otros actores como Argelia y los saharauis.
P. ¿Cuál es la mano negra que impide que se resuelva un conflicto que dura ya 28 años?
R. La febril actividad diplomática francesa para evitar cualquier referéndum que sea contrario a los intereses de su protegido en la región, la monarquía marroquí. Francia quiere mostrarse como campeona de la carta de la ONU en el tema de Irak y hace exactamente lo contrario con los saharauis.
P. ¿Cómo lo explica?
R. Es una posición incoherente, basada en el cinismo. Este país no quiere que haya un estado árabe africano hispano-parlante entre Marruecos y Senegal. Los lamentamos, porque siempre hemos soñado con un rol digno de los ideales de su revolución y estamos viendo las expresiones más conservadoras del neocolonialismo que ha azotado África.
P. En todo este entramado diplomático, ¿qué papel le corresponde a España ahora que está en el Consejo de Seguridad de la ONU?
R. El peso español será lo que incline la balanza hacia la integración del Sahara Occidental en Marruecos o hacia su independencia. Y creemos que tiene importantes motivaciones para defender esto último.
P. ¿Por su deuda histórica?
R. No sólo. España ofreció esta región a Marruecos en 1975 a cambio de un acuerdo de pesca y un entendimiento geoestratégico. Desde 1999 no existe tal acuerdo, con Perejil se quebró el equilibrio geoestratégico y, mientras, las pateras llegan a la península. Además, el futuro del Magreb árabe se configura a través del Sahara Occidental, rico en pesca, petróleo y fosfato, y España podría estar presente a través de su ex colonia. Así, desde el prisma de los intereses económicos hay suficiente razón para un egoísmo pro saharaui. España podría impulsar el proceso de paz.
P. ¿Confían en que España asuma su bandera?
R. Hay factores de orden interno que impiden en los momentos clave una posición de Estado sobre el Sahara Occidental: la postura de algunos líderes de partidos políticos. Y lo lamentamos, porque es muy difícil decir no a la agresión a Irak y callar la agresión consumada a perpetuidad en el Sahara Occidental. Estoy hablando de los partidos de la oposición.
P. ¿Creen que el Gobierno español está actuando bien?
R. Nuestras quejas no van al Gobierno, aunque tampoco nos ha dado lo suficiente como para aplaudirlo. La reunión de mayo del Consejo de Seguridad será el momento de ver su postura con claridad.
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