_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

'Llibre de les bèsties'

¿Qué naturaleza, que apariencia zoológica hubiera atribuido Raimon Llull, con su impulso fabulador, a los protagonistas de la actualidad, como Ana Palacio, George W. Bush, Condoleeza Rice, Tony Blair o José María Aznar, cuando disponen el mercadeo de una Mesopotamia recién degollada? Porque resultan insuficientes los animales de los clásicos y aún los de la fauna fastástica medieval. La serpiente, el león, la raposa, el lobo, el buitre, incluso el hipogrifo y el vestiglio, son criaturas incapaces de devastar un paisaje, de destruir una casa, un templo, una muñeca, de degollar un hombre, una niña, un guerrillero, un periodista, y después batirlo hasta hacer un puré de piedras, de alfarería, de sesos, y ofrecerlo en botín y festín de la muerte y de la destrucción. Y convocar a los tratantes, y distribuir la ignominia perpetrada, y llamarla acción humanitaria, y ayuda al pueblo saqueado, y repartir buenos dividendos.

El escritor no sabe cómo empezar tanto dolor. Lo de Esopo era ficción alegórica, literatura didáctica, dicho sentencioso, moraleja. Lo tenía chupado, como tantos otros autores de apólogos y bestiarios, donde animales, plantas y aun objetos inanimados, entraban en reflexión y diálogo sobre el mundo de los seres humanos. Y razonaban en verso o en prosa, pero sin cañones ni B-52. Era fácil o eso le parece al escritor, cuando no sabe cómo resolver su problema, cómo explicar que, en medio de la matanza, ya se están otorgando las licencias de compraventa, según la cuota de participación en el genocidio que se sigue cometiendo. El escritor siente náuseas, pero ha de cumplir y no acierta la apariencia animal que debe proporcionarles a los protagonistas de tanta atrocidad. Quizá si descansara un poco, si diera unas cabezadas. Sin apenas darse cuenta se duerme, y sueña. Y en el sueño se le aparece Raimon Llull, dulce y paciente. No te preocupes, le dice, y déjales la apariencia zoológica que tienen, ¿es que aún te parece poco? Además ésa no es la cuestión. Lo que en serio tienes jodido es ponerlos a razonar. Ni el cielo, hermano.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_