"Me interesa la literatura que dispara a la realidad que nos rodea"
La prosa precisa y sensorial de Guillermo Busutil (Granada, 1961) transporta al lector a infinitos universos que, con ojos de periodista, capta de la realidad para convertirlos en sueños de carne y hueso. En su sexto libro de relatos, Drugstore (Páginas de Espuma), acogido con calor por la crítica, cabe desde el mestizaje urbano hasta las praderas de Oklahoma.
Pregunta. ¿Por qué Drugstore?
Respuesta. Porque la literatura debería ser un establecimiento abierto a todos los géneros y lenguajes, y realmente no lo es. La literatura está muy compartimentada por la tiranía del mercado y de las modas. Y también a nivel de estilos. Ahora hay un dominio de la novela de revisión de la posguerra, o esa impronta del realismo norteamericano, y yo creo que debería abrirse a más estilística y a más argumentos, porque al fin y al cabo la vida es como un drugstore, un gran escaparate donde puedes encontrar de todo.
P. La fuerza de sus personajes predomina sobre la acción.
R. El personaje tiene que ser el hilo conductor de una historia, por eso intento darle toda la entidad e identidad que pueda, por ejemplo, a través del nombre, que cuido mucho. Pero no es que predomine el personaje; el personaje es el medio.
P. ¿De dónde vienen las historias?
R. Las historias parten siempre de varios puntos. A veces vas en el autobús y ves algo que te da una idea. Y luego hay otra parte donde influye mi condición de periodista, que son los breves de prensa. En este libro hay un relato, La despedida danesa, que surge de un breve donde un chico se entrega a la policía después de pasear el cadáver de su padre por Copenhague. Yo lo leo y quiero saber por qué ese chico hace eso y qué ocurre durante esa jornada. Entonces lo que haces es llenar los vacíos de esa historia. Lo que pasa es que a la hora de componer se entremezcla la realidad con la imaginación de aquello que no sabes si fue real pero que pudo serlo. Es igual que cuando se acometen relatos autobiográficos, porque también hay un componente de ficción en la memoria. Y otro elemento importante es el quiebro. A mí me gusta ir conduciendo al lector por una línea y hacer que doble la esquina cuando menos lo espera. La sorpresa cierra el cuento, pero siempre dejo un resquicio para que el lector pueda a su vez completar el relato de otra manera.
P. Eso es arriesgado.
R. Bueno, busco un lector inteligente. Hoy predomina el lector kleenex; que busca ocupar un tiempo muerto o entretenerse. Pero la lectura es un diálogo entre el que escribe y el que lee. El escritor ejerce su condición de ciudadano a través de la literatura. A mí me interesa la literatura que dispara a la realidad que nos rodea, y eso exige un lector que sea activo, cómplice.
P. Algunos consideran el cuento un género menor.
R. Los escritores de cuentos reivindicamos que el cuento es un género mayor e independiente de la novela, y de hecho ahí está toda la tradición latinoamericana o la sajona, con multitud de escritores que sólo se han dedicado al relato y han sido muy reconocidos. En España siempre se ha entendido el relato como un género de paso para saltar a la novela. Y eso que ahora hay un buen momento del cuento, porque hay grandes escritores. De ahí el éxito de antologías como Pequeña resistencia, o Lo que cuentan los cuentos, que es una antología publicada en México de escritores de cuentos españoles entre los que estamos Nicolás Martín Casariego, Carlos Castán, Care Santos, Hipólito Navarro o yo mismo, y que ha tenido un reconocimiento muy importante.
P. Es muy frecuente el paso del periodismo a la literatura.
R. Lógico, porque la realidad inmediata en la que nos movemos los periodistas está llena de cuentos; pero el periodismo no te permite profundizar, y siempre se te queda el qué hay detrás de la información. Además, el periodismo te educa mucho la mirada, te enseña a saber que a veces no es tan importante lo que alguien dice sino cómo lo dice. Y también ayuda en el aprendizaje del proceso de documentación.
P. Y en el manejo del lenguaje sintético del cuento.
R. Claro, a mí el lenguaje me interesa mucho. El lenguaje mestizo, minimalista, directo, contaminado por lo poético y lo ensayístico, posiblemente porque soy heredero del periodismo americano literario de la escuela de Tom Wolfe. Creo que el periodista de prensa tiene que contar la noticia, analizarla y enriquecerla, precisamente como antídoto a la saturación de imágenes informativas, que lleva a la confusión.
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