"La investigación bibliográfica es como un veneno"

Carmen Gómez atrapa por el entusiasmo contenido con que habla sobre su trabajo en la Fundación Sancho El Sabio de Vitoria, a pesar de llevar allí desde 1985. En 1993 inició el proyecto de digitalización de los fondos del centro, dedicado íntegramente a temas vascos. "Tenemos 1.300.000 páginas digitalizadas, que se pueden consultar on-line", indica, y apunta que esa modernización es clave para atraer a los jóvenes a las bibliotecas.

Pregunta. Estará orgullosa de la labor de actualización y digitalización.

Respuesta. Me siento contenta. Ha sido un hermoso proyecto de vida. Pero, lo digo siempre, esto no es obra de una sola persona, sino de un equipo. Y aquí había un magnífico fondo bibliográfico, que se ha adaptado a las nuevas tecnologías, a las nuevas necesidades de información del momento.

P. ¿Se acerca la gente joven al centro?

R. Sí, cada vez más. Alumnos de bachiller a buscar documentación para trabajos.

P. ¿Cuál es la fórmula para atraer a los jóvenes?

R. Lo más importante es que la gente joven se enamore de esto y que les guste, para eso hay que hacer estos centros atractivos, adaptarlos a las nuevas tecnologías, al mundo de ahora. Entonces la gente sí se engancha a la investigación, porque la investigación es como un veneno.

P. Esta biblioteca está dedicada exclusivamente a temas vascos, ¿tanto dan de sí?

R. Recogemos lo que se publica y lo que ha habido en la comunidad autónoma, en Navarra y en el País Vasco francés. También recogemos lo que existe en zonas limítrofes. Ésta es una comunidad pequeña y hasta el siglo XIX no hay una explosión cultural, pero ya da de sí. No sólo se recogen textos en euskera.

P. ¿Cuál es el documento más antiguo que poseen?

R. Una genealogía del siglo XV. La de san Francisco Javier.

P. ¿Cómo llegan los fondos hasta Sancho El Sabio?

R. Compramos continuamente y de mil maneras, en subastas, en libreros, con contactos, con catálogos. Acabamos de adquirir un libro de cocina en euskera del siglo XIX en Nueva York, que es rarísimo. Lo vendía un librero y me avisó un amigo por correo electrónico.

P. Han comenzado a realizar una base de datos digital de archivos familiares. ¿Por qué es importante la vida de una familia?

R. Porque explica la historia a pie de obra, la vida cotidiana. Concretamente, la familia Otazu, cuyos documentos acabamos de incorporar, es muy importante para un estudio económico de parte de Guipúzcoa, de parte de Navarra, de Álava. Además, la de las familias no es una historia manipulada.

P. ¿Cuál es el tema más solicitado?

R. En los últimos años, la historia contemporánea. Se buscan las raíces a los problemas vascos actuales.

P. ¿Se sigue emocionando al conseguir un documento?

R. Es lo que más me emociona. Yo creo que tiene una erótica.

P. La erótica de los manuscritos.

R. Sí. Todos los que trabajamos en esta profesión sentimos esa especie de morbosidad hacia el documento original. Es magnífico poner a disposición del público la base de datos digitalizada, pero hurta el encanto del contacto con el libro. A un bibliófilo lo que le gusta es tocar el libro, olerlo. Conseguir fondos importantes para traer a la fundación sube la adrenalina.

P. ¿Qué opina del proyecto de crear una Biblioteca Nacional Vasca?

R. Creo que hoy día, en el 2003, la Biblioteca Nacional Vasca, desde un punto de vista tradicional, no tiene razón de ser. Lo que sí hay que hacer es una biblioteca virtual, en la que se pueda obtener la imagen de los documentos. Actualmente, el Gobierno vasco trabaja en esa dirección.