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EE UU abre el frente económico

Antes de cantar victoria en la guerra contra Irak, EE UU ha abierto un nuevo frente de batalla con la preparación de sus planes para reconstruir lo que quede del país. Un suculento pastel que, según algunas estimaciones, puede llegar a suponer hasta 100.000 millones de dólares, y cuya mayor porción se comerán las empresas norteamericanas.

Estados Unidos, cuya Cámara de Representantes ha votado a favor de que se prohíba a Alemania, Francia, Rusia y Siria participar en la concesión de contratos para la reconstrucción, canaliza el negocio a través de una agencia -la USAID- que dispone ya de 1.900 millones de dólares para una decena de proyectos a los que han sido invitadas un selecto grupo de grandes compañías estadounidenses. Ya se han concedido dos contratos menores, entre ellos el de la gestión del puerto de Um Qasr, por 4,8 millones, adjudicado a una empresa de Estados Unidos pese a las quejas oficiales expresadas por los británicos.

España, de momento, aspira a poco en el reparto, aunque algunas empresas, como Repsol YPF, admiten estudiar las posibilidades de negocio que puedan surgir de Irak. Mientras, la Administración se resiste a hablar del tema y sólo se refiere a "ayudas humanitarias".

El debate abierto se extiende también a cómo se pagará la reconstrucción. Mientras algunos senadores de EE UU defienden utilizar para ello el petróleo iraquí, otros miembros del Consejo de Seguridad de la ONU se oponen a ello.

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