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Leche contaminada, con yodo radiactivo junto a la central nuclear de Harrisburg

En niveles muy pequeños y sin riesgo, según los expertos

Cinco muestras de leche recogidas de cuatro lugares próximos a la central nuclear Three Mile Island, de Harrisburg, mostraron por primera vez pequeñas cantidades de yodo radiactivo, informó ayer la Comisión de Reglamentación Nuclear de Estados Unidos. Al mismo tiempo, funcionarios gubernamentales se mostraron «cautamente optimistas» y señalaron que el peligro de catástrofe nuclear parece haber desaparecido. La burbuja de hidrógeno continúa reduciéndose y la temperatura en el interior del reactor ha descendido. Funcionarios federales y del estado de Pennsylvania tienen pruebas de que pequeñas cantidades de material radiactivo han podido contaminar el agua y los alimentos de la zona. Sin embargo, se afirma que no hay motivos para alarmarse, ya que los niveles pueden ser tan bajos que no constituyen un riesgo para la salud.

Cinco muestras de leche recogidas de cuatro lugares próximos a la central nuclear Three Mile Island, de Harrisburg, mostraron por primera vez pequeñas cantidades de yodo radiactivo, informó ayer la Comisión de Reglamentación Nuclear de Estados Unidos. Al mismo tiempo, funcionarios gubernamentales se mostraron «cautamente optimistas» y señalaron que el peligro de catástrofe nuclear parece haber desaparecido. La burbuja de hidrógeno continúa reduciéndose y la temperatura en el interior del reactor ha descendido. Funcionarios federales y del estado de Pennsylvania tienen pruebas de que pequeñas cantidades de material radiactivo han podido contaminar el agua y los alimentos de la zona. Sin embargo, se afirma que no hay motivos para alarmarse, ya que los niveles pueden ser tan bajos que no constituyen un riesgo para la salud. El nivel de yodo radiactivo encontrado en la leche es ligeramente superior a la cantidad normalmente detectada en el medio ambiente. El gobernador de Pennsylvania, Richard Thornburgh, está consultando con los expertos para determinar la importancia de este nuevo descubrimiento antes de decidirse a informar a la población. Existen también pruebas que registran niveles de radiación «levemente perceptibles» en el suministro de agua potable, afirmó una fuente competente, quien añadió que, ahora que la crisis inmediata ha pasado, «estamos estudiando el impacto a largo plazo del accidente sobre la zona próxima a la central». La planta atómica siniestrada puede ser abandonada para siempre y convertirse en un «mausoleo de mil millones de dólares», debido a que la descontaminación del edificio sería más cara que construir una nueva central. El problema se complica porque dentro del edificio del reactor hay un millón de litros de agua contaminada que será muy difícil extraer de forma segura. El secretario de Energía de Estados Unidos, James Schlesinger, afirmó ayer que, a pesar de este accidente, el Congreso seguiría acelerando la entrega de licencias para la construcción de centrales nucleares.

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