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El mal tiempo desluce la Magdalena

La lluvia obligó a suspender varios actos de las fiestas de Castellón, que no han contado con la participación de otros años

María Fabra

Todo hacía presagiar unas fiestas de la Magdalena inolvidables. Por la fecha, por la fijación de las fiestas según el calendario litúrgico, esta 59 edición de la Magdalena, coincidente con el cuarto domingo de Cuaresma, quedó programada para los últimos días de marzo, ya entrada la primavera, con lo que la apuesta fija por las buenas condiciones meteorológicas era clara y no cabía apenas que preocuparse. Por las fechas, dos meses antes de unas elecciones, las de mayo, en las que se renovarán los cargos políticos locales, todo apuntaba a que los actos revestirían un mayor halo. Con unas fiestas patrocinadas por el Ayuntamiento, en su inmensa mayoría a través de una fundación municipal y un presupuesto mayor que en años anteriores, la espectacularidad e incluso el derroche era algo con lo que muchos contaban. Lo que no se podía prever era el estallido de la guerra en Irak, dos días antes del inicio de la semana magdalenera; con el comienzo de los bombardeos, todo señalaba que éstas fueran unas fiestas reivindicativas.

Pero los hechos han sido otros.

Ni el tiempo ha acompañado, ni los actos oficiales han logrado la brillantez y participación de otros años, ni la mayoría de los castellonenses, que sí se volcaron en las manifestaciones a favor de la paz, han sacado ahora a la calle sus voces de protesta, más allá del espectáculo de la Nit Màgica que, con una amplia convocatoria juvenil, se convirtió en un clamor contra la intervención armada.

La última mascletà de las fiestas de la Magdalena 2003 hubo de ser suspendida ayer a causa de la lluvia. El agua también enturbió el pregón anunciador de las fiestas, el sábado 22, y obligó a aplazar el coso multicolor, un acto esperado sobre todo por los más pequeños, que consiste en el desfile de carrozas desde las que se batalla con confeti. El mal tiempo también ha impedido el desfile de bandas internacionales que visten de colorido las calles castellonenses durante la semana festera, aunque sus actuaciones pudieron verse en un recinto resguardado de la lluvia. Una lluvia que, pese a arreciar con fuerza, no pudo con el castillo de fuegos artificiales de la noche del jueves, pero sí obligó a suspender el concierto programado para esa misma noche, en la que se esperaba la actuación de Camela. El concierto no se ofreció, pero entre los que sí tuvieron lugar, tampoco se logró ningún triunfo. A excepción de la actuación de Chenoa, el resto de conciertos, tal como se esperaba desde que se presentó su programación, apenas ha logrado llenar el recinto destinado a tal fin. Todo pese a que, en anteriores ediciones, éste era punto de encuentro obligado.

Si no ha brillado la programación musical tampoco lo han hecho los actos más oficiales y cercanos a la estructura de la fiestas, las gaiates y las comisiones de sector. La encesa de los monumentos contó con un desafortunado espectáculo de larga duración y la junta de fiestas ha tenido que enfrentarse a problemas en actos tan significados como el pregón infantil, mientras ultimaba otros, como el Magdalena Vítol, supuestamente organizados con anterioridad. También ha brillado, por su ausencia, la participación de políticos del PP, no sólo en lugares prescindibles, como son los toros, sino también en otros tan arraigados y participativos como la romería de las cañas.

Sin embargo, la parte menos oficial de las fiestas, las collas, en las que se reúnen grupos de amigos, han mantenido el ambiente festivo, han colgado carteles contra la guerra y han prescindido de las condiciones meteorológicas poco favorables mientras sonaba música a su gusto.

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