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Entrevista:JAVI NAVARRO | Defensa del Sevilla | FÚTBOL | Fase clasificatoria para la Eurocopa de Portugal 2004

"Nunca me ha gustado mucho el fútbol"

Es la única novedad de España ante Ucrania, aunque no de entrada. Es Javi Navarro, un central de 29 años detrás del que hay un drama -una grave lesión que le obligó a reinventarse- y una mala fama, la de violento, que le sigue tanto a él como a sus compañeros del Sevilla. Iñaki Sáez le ha llamado convencido de que el de hoy, ante Ucrania, no será un partido para las florituras.

Pregunta. ¿Asume su cartel de leñero?

Respuesta. Es la fama que se me quiere dar. Tiempo atrás, quizás. Lo que pasa es que juego en un equipo al que se machaca por eso. Pero no se le analiza de verdad. En mi caso, no es para tanto.

P. Sus compañeros y usted juegan más que al límite.

R. El límite lo ponen los árbitros. Y este curso sólo me han expulsado una vez, por el pisotón a Ronaldo, y me han sacado una o dos tarjetas amarillas. No es mucho. Nos hacen más de lo que hacemos. Habría que mirar más al Sevilla y no hablar por hablar. De todas formas, sí, jugamos al límite; es bueno para el Sevilla. Si hacerlo es beneficioso, no pienso cambiar.

"Me he mirado en Camarasa, Alfaro y Ferreira. Ellos me enseñaron qué hacer"
"¿Leñero? No es para tanto. Lo que pasa es que a mi equipo se le machaca por eso"
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Entre la trascendencia y el desapego

P. Si pasa el balón, no pasa el jugador.

R. No es eso. Hablamos de jugadas aisladas. Yo juego a defender mi portería, a que no nos marquen. Y por ahí estamos, pero dentro de la legalidad.

P. De todas formas, no le va mal. Ahora, en la selección.

R. Lo que hay que mirar son los resultados. Si doy patadas y perdemos los partidos, algo va mal. Pero no me considero un jugador de dar patadas. Duro y tal, vale, pero nada más.

P. ¿Por qué, entonces, no le meten goles al Sevilla?

R. Nuestro secreto es el conjunto. El entendernos e involucrarnos todos al defender. Es una mezcla de agresividad, rapidez, concentración y posición.

P. ¿Ha causado más cicatrices o le han causado más?

R. Yo, desde luego, tengo muchas. Y muchas operaciones. No sólo en la pierna, también en la cara. Debo de llevar doce intervenciones quirúrgicas.

P. Ése es su drama.

R. Sí, detrás de mí hay un drama futbolístico. Una carrera más o menos enfocada cortada en seco por una lesión de rodilla larga: tres años y muchas operaciones. Vi que no volvería a jugar. Pero mi gente me ayudó y me permitió empezar otra vez. Y ahora estoy aquí.

P. ¿Qué le sucedió?

R. Un trasplante. Bueno, una úlcera de cartílago en el cóndilo externo del fémur. Fue un problema más bien mecánico. Una hiperpresión de la rótula con el cóndilo. Y por el rozamiento constante se hizo una úlcera de seis milímetros. Se comió todo el cartílago. Me operaron tres o cuatro veces. Luego, la potenciación, volver a correr poco a poco y a empezar: otra vez el filial del Valencia, en Segunda B; el Elche y, desde hace dos años, el Sevilla.

P. ¿Fue peor el daño físico o el psicológico?

R. El psicológico. Nunca estás preparado para afrontar estas cosas. Exige mucho esfuerzo mental. Cuando llevas un año roto, crees que el fútbol ya no va contigo.

P. ¿Y qué hizo?

R. Replanteármelo. Hice unos cursos sobre transporte y monté un pequeño negocio de camiones a nivel internacional. Empecé a buscarme la vida por otro lado: una estabilidad, ya que no había hecho nada aparte del fútbol.

P. ¿Lo peor era cuando se preguntaba el porqué?

R. Sí. Cuando juegas, no te planteas que te puede pasar a ti. Así que, cuando te sucede, la impotencia te puede. Pero luego empiezas a valorarlo todo más. Desde pequeño te va saliendo todo rodado y pierdes la perspectiva. Cuando de pronto te lo quitan todo, empiezas a dar importancia a lo que antes no tenías en cuenta. También ayuda la edad, supongo.

P. El haberlo pasado mal le hace tener ahora los pies en el suelo.

R. Sí, creo que sí. Pero también ocurre que, cuando pasa el tiempo, regresas a una dinámica en la que parece que nunca te haya pasado nada malo.

P. Sinceramente, ¿pensó alguna vez que podía llegar a la selección?

R. No.

P. ¿Admite, por tanto, que Sáez ha bajado el listón, que ya es internacional cualquiera?

R. No. Lo que pasa es que yo no suelo mirar hacia arriba. Peleo por el presente, por el momento. Sumo día a día y no me planteo metas. No tengo demasiadas ilusiones. Eso te hace vivir en una situación más de sorpresa, mucho mejor.

P. ¿Cómo llegó al fútbol?

R. Como todos los chavales, del barrio. Y a los 14 años entré en la cantera del Valencia. Progresé y Guus Hiddink me hizo debutar en el primer equipo con 19.

P. Por sus condiciones atléticas.

R. Sí, claro. Yo soy un central, defensivo... No valgo para jugar de otra cosa. Tampoco se me puede considerar un tarugo. Tengo mis condiciones y las asumo. Trato de hacerlo fácil.

P. ¿Qué es lo que no va con usted?

R. No me gusta hablar de mí. Soy un central de siempre. Domino la parte aérea y la velocidad.

P. Más dado para el marcaje individual que el zonal. O sea, de otra época.

R. Individual hace tiempo que no lo hago. No va con el fútbol actual. Ahora hay que fijarse en la posición, saber estar colocado.

P. ¿En qué jugador se miró?

R. En los que tenido a mi lado. En Camarasa, Alfaro y Ferreira. Ellos me han enseñado qué hacer.

P. ¿Son los culpables del tipo de futbolista que es?

R. No sólo en lo deportivo. También son mis maestros en lo humano. Son buenos deportistas, pero sobre todo grandes personas. Independientemente de su dureza... Y no quiero hacer hincapié en la dureza porque siempre ha quedado en un segundo plano.

P. De niño, ¿eran sus ídolos los centrales?

R. Es que nunca me ha gustado demasiado el fútbol. No lo he vivido mucho.

P. ¿No era ni es aficionado?

R. No tanto como los compañeros. En mi casa a nadie le gustaba el fútbol.

P. ¿Y cómo se llega a futbolista desde ese desapego?

R. Como todos. A usted le habrá gustado muchísimo y no ha llegado. Influirán otras cosas.

P. ¿Y qué hace al margen?

R. El fútbol deja tiempo libre. Pero tampoco soy mucho de leer. Me dedico a mis camiones y al trato humano.

P. ¿Qué culpa tienen los entrenadores de la fama de duros de sus jugadores?

R. No creo que un entrenador te diga que seas duro. Cada uno lo lleva dentro y sabe hasta dónde puede llegar. Aunque seas muy técnico, la dureza, hasta cierto punto, es beneficiosa.

P. Un entrenador echa más broncas por perder el balón que por una patada mal dada.

R. Echan broncas por todo. Por entradas a destiempo y sin sentido puede que te recriminen más que por que te la roben.

P. ¿Cómo pararía a Shev-chenko?

R. Con una buena colocación.

P. ¿Le gustaría ser otro jugador?

R. Sí y no. Me gusta mi forma de ser. A algunos los admiro muchísimo. Los delanteros ganan más dinero.

P. ¿Le gustaría ser delantero y verse de frente con Javi Navarro?

R. Sí, ¿por qué no? Sería un tú a tú, un ver quién puede más.

Javi Navarro, en un descanso de una sesión preparatoria.
Javi Navarro, en un descanso de una sesión preparatoria.JARO MUÑOZ

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