Ruiz-Gallardón lamenta que la oposición guarde silencio ante los actos de boicoteo

En 15 días, Alberto Ruiz-Gallardón ha sufrido en tres actos públicos la "violencia verbal" de los manifestantes contrarios a la guerra. Grupos pacifistas han intentado reventar los actos de campaña del candidato del PP a la alcaldía en la Universidad Complutense, en la Federación de Asociaciones de Vecinos y, el pasado miércoles, en el Colegio de Arquitectos. Ayer, Ruiz-Gallardón quiso expresar su disgusto por el hecho de que ni el PSOE ni IU hayan "alzado su voz" para apoyar el derecho del candidato a desarrollar su campaña.

"Es inevitable lamentar algunos silencios elocuentes en la vida política madrileña", se quejó el presidente regional tras el Consejo de Gobierno, aunque subrayó que la responsabilidad de los abucheos que ha sufrido es "de quienes los realizan", y no de los partidos de oposición. "Si a ellos [los candidatos de PSOE e IU] les estuviera pasando lo que me pasa a mí, yo estaría hoy aquí exigiendo que se respetase su derecho a hablar". El aspirante recordó que siempre que alguien ha querido "utilizar" sus actos de campaña "para lanzar un mensaje, contra la guerra o contra el Gobierno", él ha cedido "los micrófonos y la tribuna". "Pero a mí no me han tratado [los manifestantes] con el mismo respeto".

La aspirante socialista a la alcaldía, Trinidad Jiménez, consideró "ofensivas" estas declaraciones, y aclaró que no ve necesario expresar su solidaridad con el candidato del PP porque "eso ya lo hizo José Luis Rodríguez Zapatero [secretario general del PSOE], en nombre de todos los socialistas, cuando llamó a Ruiz-Gallardón al día siguiente de que éste sufriera el primer boicot". Jiménez quiso, eso sí, dejar claro que apoya las manifestaciones, pero condena "las agresiones". "Y así lo he hecho constar cuando se han producido actos de violencia callejera", subrayó.

La candidata de IU a la alcaldía, Inés Sabanés, se limitó a señalar que su formación siempre ha condenado la violencia, y acusó a Ruiz-Gallardón de prestar más atención a sus "pequeñas broncas de cada día" que al drama de la guerra.