"Dios debe necesitar un portero"
Germán Adrián Burgos (Mar de Plata, Argentina, 1969) se levanta la camiseta y enseña un costurón casi en carne viva que le divide de parte a parte un costado del torso. Por la mañana ha estado haciendo ejercicios de rehabilitación en la piscina y, al tiempo que saluda, enseña un cigarrillo de mentirijillas. "Ahora soy adicto al plástico, un asco", anuncia con esa risa perenne tan suya, sólo 25 días después de que le extirparan un tumor maligno de un riñón. El Mono se detiene ante cada vecino del barrio de Carabanchel que le sale al paso. Entre medias, le besa el brazo a una señora que no puede evitar una risa histérica ante la ocurrencia del portero argentino. Burgos habla de su operación, de sus convicciones ante la guerra de Irak y de su visión del fútbol y la vida con una mirada entre irónica e ingenua.
"El mundo del fútbol es cerrado, ambicioso y egoísta; los futbolistas estamos endiosados"
"El Madrid impone su religión. Imagínese allí un jugador con el pelo largo o sin corbata"
Pregunta. ¿Estar al borde la muerte le ha cambiado?
Respuesta. No, sencillamente me ha hecho afianzar lo que creía antes de la operación. He tenido, eso sí, que ajustar mis principios de siempre.
P. ¿Empieza una nueva vida?
R. Digo en broma que tengo una nueva oportunidad, pero es un chiste.
P. Usted ha achacado todo al tabaco
R. El tabaco es traicionero y por eso lo delato, me atacó sin aviso.
P. Usted, Molina, Armstrong...
R. Dios necesitará un portero para el cielo, le dije a Molina el otro día en broma.
P. ¿Cree que del interés por su mal ha sido por morbo?
R. No creo, porque el que se para a escribir una carta o mandar una cesta de flores no piensa en eso, piensa en brindar cariño y amor y eso, en los tiempos en que vivimos, tiempos de guerra en los que para los políticos no importa lo que piense el pueblo, creo que es un gesto sincero de cariño.
P. Sé que ahora se aburre, ¿Qué hace para remediarlo?
R. Pego fotos mías, que es algo que nunca pensé que haría porque es como poner el ego al mil por mil. He puesto sobre todo fotos con la selección, porque se ha muerto para mí, pero también del Atleti y de River.
P. ¿Por qué?
R. Se cerró un ciclo y yo creo en una teoría de los ciclos. Como el pelo, era rubio antes y ahora lo llevo de luto, negro.
P. ¿Y la televisión, no la ve?
P. No mucho. Algunos programas de la tele son rescatables. La tele es igual en todas partes, yo he viajado mucho y todo son fórmulas, como Operación Triunfo. Hay un remedio muy sencillo: no mirarlo y no escucharlo.
P. ¿Y usted lo ve?
R. Yo huyo de las cosas que te masifican. Me gusta estar del lado del lobo y no del rebaño.
P. ¿Qué piensa de la guerra?
R. Para mí la guerra es un asunto primordial. Si es algo que puede influir en mis hijos voy a defenderlo a muerte. Yo estoy con la gente que va a la calle a protestar, con los que quieren que no haya guerra nunca. Y más ahora que es tan evidente que es por intereses; quizá las guerras anteriores también eran por intereses, pero no se notaba tanto. Ahora está claro que es por el petróleo. Puede que esto me cueste la doble nacionalidad, pero voy con este tema hasta la muerte.
P. ¿Ser famoso es un problema?
R. Yo no estoy limitado, pero hay gente que no puede salir de su casa. A mi me gusta ser conocido dentro de un límite. Hay gente que no se puede mover, como algunos actores o Maradona, gente que ya no pertenece a sí misma, sino a la gente. A mí no me gusta, claro, no estoy de acuerdo. Cuando no puedes salir al descansillo debe ser horrible, pero hay que manejarlo.
P. ¿Está sobredimensionado el papel de los futbolistas en la sociedad?
R. Sí, estamos endiosados, metidos en una cajita de cristal en la que no queremos estar. Nos resistimos, tenemos nuestros miedos y nuestras incertidumbres y quien nos encierra en la caja del televisor quizá no lo entienda.
P. ¿Los jugadores son cada día más infantiles?
R. No, el fútbol te hace ser niño, sigues siendo infantil, porque te permite, a una edad no apropiada, estar revolcándote en el barro, al sol, no entre cuatro paredes. Puedes ser niño hasta los 40. La música es lo mismo... si eres bueno, claro; sino te mandan a la mierda.
P. ¿Se siente el padre del vestuario?
R. No, no soy padre. Evidentemente acerco mis experiencias a los jóvenes que ahora me escuchan porque yo sé más cosas, tengo más visión. Pero yo tampoco soy de dar el rollo con ve por aquí o por allá.
P. ¿Se hacen muchas novatadas en el vestuario?
R. Algunas bromas sí, pero no significativas.
P. ¿Se siente la antítesis de Casillas, por ejemplo, tan joven y tan formal?
R. Al contrario, no es por Casillas. Él es como es el Madrid. El Madrid impone una religión a sus jugadores. Imagínese en el Madrid con el pelo largo, o no llevar corbata, o que no esté vestido acorde a las circunstancias. Por eso el Atleti es mi club, donde yo puedo ejercer mis cosas, donde me admiten cosas que en otro club no me admitirían, aunque eso está cambiando. Por ejemplo, yo invité a los dirigentes a mi recital, es muy raro que un tipo del Madrid tenga una banda de rock and roll. Todo eso me hace pensar que éste es mi club.
P. ¿Su actitud en el campo es una pose?
R. No. Eso es por el ángel que cada uno tenga en lo que hace, un ángel que te permite hacer cosas que no sospecharías nunca. Una manera de improvisar porque sabes que es lo tuyo. La improvisación es fundamental.
P. Pero usted trasciende el deporte para entrar dentro del terreno del espectáculo.
R. Claro, dentro del fútbol español yo soy un excéntrico; pero mas allá de eso, de la improvisación, todo esta calculado. Yo sé que con determinados jugadores no puedo hacer mis historias típicas. Con ciertos jugadores no me puedo adelantar y no puedo estar fuera del área un tiempo determinado. Insisto, dentro de la improvisación sé con quién se puede hacer cada cosa. No por nada dí siete vueltas olímpicas con la selección.
P. Pero parece que considera todo un juego.
R. No. A todos lo que nos gusta es ganar y algunos se retiran sin ganar, así que cuando levantas una copa dices, mierda, quiero más.
P. ¿Qué es lo que más miedo le da?
R. La guerra es lo que más miedo me da, en general todo lo que no pueda controlar.
P. A usted le gusta el riesgo en el campo. ¿Y en la vida?
R. Pienso que hay que arriesgar para ganar. Pero la vida es seria, el fútbol es un juego. En la vida arriesgas a tu familia y eso es diferente.
P. ¿Ha cambiado el juego?
R. El fútbol no ha cambiado, solo las reglas del portero. Que si no puedes esto, que si no lo otro, y encima el balón es cada vez más pequeño porque ampliar la portería cantaría demasiado.
P. ¿Es muy conservador el mundo del fútbol?
R. No es conservador, es como cualquier mundo. Es cerrado, ambicioso, egoísta.
P. Dicen que hay jugadores a los que no les gusta el juego.
R. Hay jugadores muy fríos, carismáticos y enérgicos, que crees que son la leche y en privado te dicen que no les gusta el fútbol. Hay cracks que se divierten más en una pachanga con los amigos en el pueblo.
P. ¿Se puede trasladar el espíritu del rock al césped?
R. El rock and roll y el fútbol no son iguales para nada.
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