Portátiles duros para resistir en combate
Los rigores del desierto sientan mal a los chips. Los soldados norteamericanos destacados en la guerra contra Irak llevan en ordenadores portátiles especiales para soportar temperaturas extremas minúsculas partículas de arena, humedad elevada, vibraciones, golpes y cambios de presión.
Los superportátiles son equipos ultraduros que los fabricantes originalmente desarrollaron para los militares y que se han extendido en aplicaciones civiles.
Para formar parte del utillaje militar norteamericano, estos portátiles todoterreno deben superar tests muy completos. Las especificaciones a cumplir ocupan más de 500 páginas e incluyen todo tipo de martirios: vibraciones para simular viajes de 1.000 kilómetros, una hora en un horno a casi 100 grados centígrados, y temperaturas por debajo de los 15 bajo cero. Sin ninguna avería. Algunos fabricantes como Panasonic también los someten a seis horas de vientos polvorientos de sílice de 50 kilómetros por hora.
En los últimos años, se ha reducido su coste y peso. Antes eran auténticos maletones de 8 kilogramos y 20.000 euros. Los portátiles más modernos pesan sólo 3 kilos y salen por 3.000 euros. Parte del cambio se debe a la presión del Pentágono sobre sus unidades para que adquieran cada vez más equipos del mercado, en vez de los miles de portátiles blindados a medida que han ido comprando en los últimos años.
Los portátiles ultraduros no son los de mayores prestaciones. Son habituales los procesadores tipo Pentium III de centenares de megahercios. Las pantallas LCD, especiales para ver a pleno sol, están protegidas con una capa de magnesio que evita las roturas; y es que sustituir una cuesta igual que un equipo entero. Son, con los discos duros, los primeros componentes que caen en batalla, según la consultora IDC. Entre el 20% y el 35% de los portátiles convencionales se estropean en algún momento; de los blindados falla sólo el 5%. Para evitar la pérdida de datos montan sistemas antivibración.
No hay ningún tipo de soldaduras y las conexiones con la placa base son mediante cintas. Puertos y bahías están sellados para evitar la entrada de polvo y agua, los teclados son resistentes a salpicaduras. Disponen de cubiertas antirreflectantes y la pintura de algunos equipos resiste la corrosión marina.
El negocio de los portátiles resistentes es cada vez más apetitoso: consultoras como Venture Development calculan que el mercado de ordenadores ultraduros crecerá de los 3.000 millones de dólares a los 4.800 millones de dólares en 2007.
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