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Crónica:
Crónica
Texto informativo con interpretación

El rebote inverosímil

Davis, de los Cavs, lanza a su canasta para coger el rechace y batir un récord

Un triple doble es un bien muy preciado en la NBA. Alcanzar el doble digito en tres apartados distintos del juego es comparable a que un futbolista logre marcar tres goles en un partido y que te regalen el balón o para un golfista hacer un hoyo en uno y que te obsequien con un coche último modelo. Eso debió de pensar Ricky Davis, jugador del Cleveland Cavalier, que quiso en el partido que su equipo disputaba ante el Utah Jazz sumar un triple doble a toda costa.

A punto de finalizar el encuentro y con una ventaja de 27 puntos para los Jazz, Davis estaba a un rebote de alcanzar el dichoso registro. A falta de seis segundos, un compañero sacó de fondo y el protagonista decidió que la mejor manera de sumar el rechace que le faltaba era lanzar a su canasta, fallar para recoger el balón y sumar el décimo rebote. La jugada le salió mal. No pudo consumar la hazaña porque lanzar a la propia canasta es considerada una acción ilegal. Sin embargo, sí que hubo rebote, el que se pilló DeShawn Stevenson, jugador del Utah, que, ante la payasada de su contrincante, propinó a éste un soberano manotazo en un brazo.

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Jerry Sloan, el técnico de los Jazz, también se mostró muy enfadado por la acción de Davis: "Le habría pateado el culo. Esto no es baloncesto de colegio. Estos chicos cobran una millonada. Me alegro de que DeShawn le arreara. Si quieren mandarme a la cárcel por decir esto, que lo hagan. Pero es lo que siento". John Smart, el de los Cavaliers, tuvo que disculparse ante Sloan y sus rivales al finalizar el encuentro. "Davis arruinó su mejor partido de la temporada. Esa estupidez le acompañará siempre", apuntó Smart.

"Nadie es perfecto"

Davis ha pedido disculpas, pero la prensa se ha ensañado con él al afirmar que su carrera hacia el estrellato se ha difuminado. Todo un maremoto de acusaciones que han sorprendido al jugador, al que se le ha ocurrido recurrir a la célebre frase final de la película Con faldas y a lo loco: "Nadie es perfecto".

A sus 23 años, Davis vive su mejor temporada. Mantiene unos promedios de más de 20 puntos por partido y es de los pocos que destacan en el peor equipo de la NBA: 12 victorias y 56 derrotas. John Lucas fue despedido como entrenador hace unas fechas y un miembro de la plantilla, Bimbo Coles, insinuó que el equipo se dejaba ganar para ser el último y tener más opciones en el draft de elegir a LeBron James, la gran promesa.

La NBA ya había vivido alguna acción similar. En 1996, en un partido entre el Detroit Pistons y el Orlando Magic, el base Anthony Bowie pidió un tiempo muerto a falta de tres segundos para el final. Su equipo ganaba por 20 puntos, pero a Bowie le faltaba una asistencia para conseguir el primer triple doble de su carrera y quería preparar una jugada. Doug Collins, el técnico de los Pistons, se enfadó y prohibió a su quinteto salir a la pista en esos tres segundos. Bowie pasó el balón que terminó en canasta y consiguió su objetivo.

En varias ocasiones algún jugador ha anotado en su propia canasta, pero casi siempre por despiste. Fue el caso, por ejemplo, de Darryl Middleton, que, cuando militaba en el Barça, en un encuentro ante el Canarias, hizo un mate en su propia canasta tras coger un rebote después de un tiro libre. Aunque alguna vez fue por pillería, como la autocanasta del madridista Alocén en los años 60, ordenada astutamente por su técnico, Pedro Ferrándiz, y que motivó que se modificara el reglamento.

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