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Análisis:
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

La euforia de los vencedores

Con el inicio de los bombardeos a Irak, los mercados financieros han repetido pautas de comportamiento muy similares a las mostradas en los últimos conflictos bélicos. Las bolsas han recuperado en apenas una semana entre un 10% (las estadounidenses) y un 20% (las europeas) de su capitalización y la deuda pública, que se había beneficiado de la huida hacia la calidad de los inversores, ha repuntado casi medio punto en rentabilidad (en las referencias de largo plazo). Otros claros indicadores de riesgo en esta crisis, como la cotización del oro, del petróleo o del dólar también han retornado a los niveles de hace dos meses.

En otras circunstancias, esta reacción podría resultar contraproducente, se justifica, en primer lugar, por el simple hecho de pasar página al período de incertidumbre que desde finales del pasado año está frenando las decisiones de los agentes económicos y, en segundo lugar, por la certeza casi absoluta de una solución rápida al conflicto ante la inmensa desproporción de fuerzas. Obviando otro tipo valoraciones más allá de las estrictamente económicas y financieras, (consideraciones de tipo geopolítico o sobre los efectos en el orden internacional de una intervención sin la complicidad de las Naciones Unidas) es razonable que los mercados sigan siendo partícipes de la victoria. De hecho, el retorno del precio del petróleo a los niveles entre los de 25 y los 27 dólares contribuirá a mejorar las condiciones de crecimiento respecto a la preocupante situación de las semanas previas.

El encarecimiento de los costes energéticos ha retrasado la recuperación de los resultados empresariales y deteriorado el poder adquisitivo de las familias

Pero una vez se hayan apagado los ecos de la guerra, los mercados volverán a concentrarse en los fundamentos, y éstos constatarán que la situación de fondo se ha deteriorado. El coste de los casi seis meses de paralización de nuevos proyectos va a pasar factura en la primera mitad de este año, con crecimientos raquíticos en la mayoría de las áreas geográficas.

Hasta noviembre y diciembre, los índices de confianza empresarial apuntaban una mejoría de la actividad. Los mercados de valores comenzaban a dar las primeras señales convincentes de mejoría sostenida y los resultados empresariales mostraron en el tercer trimestre del pasado año sus primeros avances interanuales en muchos meses.

Pero el encarecimiento de los costes energéticos que han debido soportar las empresas y los consumidores (la inflación estadounidense se ha disparado hasta el 3% y la europea al 2,4%) ha retrasado la recomposición de los resultados y deteriorado el poder adquisitivo de las familias. Así lo constata el desplome de los índices de confianza de los consumidores, que aún recuperándose tras la guerra, anticipan un enfriamiento de la demanda interna. Los débiles registros que se van conociendo de las ventas minoristas y la brecha cada vez mayor entre la inflación subyacente y la general, demuestran que la demanda no es capaz de absorber el incremento de los costes productivos, no permitiendo que se recuperen los márgenes ni se genere empleo a ritmos apreciables, al menos, en la primera mitad del año.

Tampoco la existencia de tipos de interés reales negativos incrementará la predisposición de los agentes económicos para seguir financiando consumo o inversión. Las tasas de apalancamiento siguen siendo muy elevadas y el exceso de capacidad de muchos sectores, sobre todo el manufacturero, es todavía muy significativo.

Considerando todas estas premisas, la euforia de los mercados nos parece excesiva. Sin expectativas de recuperación más claras, la obligada revisión a la baja de los resultados empresariales y de las previsiones de crecimiento económico para este año, cuestionan la sostenibilidad de semejantes subidas en los mercados de valores. Aunque se hayan desvanecido las incertidumbres de la guerra, quedan otras asignaturas pendientes de más difícil solución en el corto plazo. Probablemente volverá el escepticismo a los mercados y los bancos centrales se verán en la tesitura de enviar nuevos estímulos monetarios ante el escaso margen del que disponen otras políticas económicas, más aún después de saldar la factura de la guerra. Hasta entonces, los mercados pueden seguir dando una coartada a los vencedores. Sea como fuere, lo mejor que puede suceder es que la guerra se resuelva lo antes posible.

(*) Socios de Analistas Financieros Internacionales (www.grupoanalistas.com)

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