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Crónica:FÚTBOL | La jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

Derrota compartida en Vallecas

El Rayo y el Atlético dejan un buen partido que acaba en un empate que no les vale de mucho

Toda la semana echando pestes de Vallecas, toda la vida, y van el Atlético y el Rayo y dibujan ahí, en ese reducido escenario con tan mala fama, una estupenda noche de fútbol. Los rojiblancos, de azul y amarillo, completaron el mejor primer tiempo de la temporada. Un tramo cómodo y variado, vacío de goles pero cargado de buen juego y ocasiones. Los franjirrojos también se gustaron y gustaron, en el segundo tiempo, cuando tiraron a la basura sus complejos y se decidieron a discutirle el partido al rival de tú a tú. Incluso Bolic, al que tan tortuoso se le hacía hasta ayer este campo, parecía feliz.

Pero los buenos ratos siempre tienen su brusca interrupción. Y así mientras a Bolic, que no al Rayo, se le bajó el vacilón cuando Benítez decidió sustituirle, al Atlético le cambió el color de la cara cuando a su entrenador no se le ocurrió otra cosa que tocar a su equipo para empeorarlo. Luis Aragonés hace las sustituciones por reloj, sin atender demasiado si el conjunto las necesita o no. Y así fue moviendo el banquillo con su puntualidad de costumbre, un cambio nada más comenzar el segundo tiempo, otro un poco después y enseguida el tercero. Y así, el Atlético, que estaba dulce y sabroso, se quedó en el segundo tiempo de golpe sin Luis García, sin Jorge y sin Albertini. Y así, lo que era un partido en el bolsillo se volvió repentinamente un suplicio de partido.

RAYO 0 - ATLÉTICO 0

Rayo Vallecano: Segura; Mario, De Quintana, Onopko (Luis Cembranos, m. 56), Graff; Iriney, Quevedo; Peragón, Azkoitia, Míchel; y Bolic (Bolo, m. 69).

Atlético: Esteban; Contra, Coloccini, Hibic, Sergi; Albertini (Nagore, m. 70), Movilla; José Mari, Jorge (Javi Moreno, m. 65), Luis García (Stankovic, m. 55); y Fernando Torres.

Árbitro: Turienzo. Amonestó a De Quintana, Sergi, José Mari, Jorge y Javi Moreno.

Unos 14.000 espectadores en Vallecas.

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Porque hasta entonces el Atlético pisaba Vallecas con autoridad y firmeza. Enseñó en una punta del campo a Fernando Torres, un permanente dolor de muelas para los centrales del Rayo. Onopko y De Quintana sudaron para frenar la potencia y velocidad del Niño, también venenoso en los pequeños territorios. Y enseñó en la otra a Coloccini, que no para de crecer, que cada día que pasa se presenta como un central más solvente. Está rápido y seguro, sobrado para proteger de complicaciones al Atlético, para llamar con insistencia a las puertas de su selección y, de paso, al club italiano que lo tiene en propiedad. Actuaciones como la de ayer, como las que lleva dibujando durante el último mes, son a la vez una buena y una mala noticia para el Atlético. Para disfrutarlo en el presente y para prepararse a echarle de menos, porque el Milan lo recupera, a este ritmo no lo deja suelto un invierno más.

Vallecas vio también en ese primer tiempo la exhibición de Movilla y Albertini, la mejor pareja de centrocampistas del Atlético aunque su alineación habitual diga otra cosa. Y la de Jorge, al fin próximo a la versión que se le suponía. Jugó bien el canario, muy suelto por la zona de entrelíneas. Su juego tuvo las dosis justas de movilidad y categoría, el mejor secreto del Atlético para explicar su excelente salud de ayer.

Vallecas, en suma, contemplaba a un gran Atlético, casi casi al mejor Atlético del curso. Dueño del partido, variado en su juego y en su peligro y constante en la fabricación de las ocasiones. Le faltó puntería y por eso no alcanzó el descanso con ventaja en el marcador. Pero estaba enorme y al mando. Hasta que el Rayo modificó su cara y Luis Aragonés la del propio Atlético

El Rayo consintió el gobierno del Atlético durante el primer periodo y no puso más objeción al reparto de galones que el partido paralelo, y marrullero, que Peragón le propuso a Sergi -éste aceptó también con malos modos el desafío-. Pero en el segundo periodo, los de casa se quitaron los complejos y decidieron tirarse de cabeza a por la victoria. Ya que no eran capaces de echarle el freno al Atlético desde la formalidad y el orden, lo intentaron nada más volver del descanso a partir del descaro y el ataque. Bolic se gustó con alardes, Azkoitia le puso ambición y ganas a sus llegada desde la media punta, Michel comenzó a asomarse... El Rayo se vino arriba y le dio unos cuantos sustos a Esteban, pero al abrirse de par en par, también se llevó su ración de malos ratos.

Quedó el encuentro más incierto, caminando en el alambre sin el gobierno claro de ninguno de los contendientes. Más igualado y trepidante. Con las ocasiones sucediéndose, con los palos sumándose a la fiesta (Torres, Mario en propia meta y Bolo tocaron la madera), pero con el marcador inmóvil. La cita divirtió pero acabó en 0-0. Un resultado que no le vale a nadie, que hace perder a los dos.

José Mari dispara ante la oposición de Graff.
José Mari dispara ante la oposición de Graff.SANTI BURGOS
De Quintana protege el balón ante Fernando Torres
De Quintana protege el balón ante Fernando TorresSANTI BURGOS

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