Un fin de semana sin respiro en Londres
Bares, paseos, mercadillos y exposiciones en un escaparate a la última
1. LA CALLE DE MODA
'Cómete mi bolso de mano, zorra'. No hay nada en Londres como llamar la atención, y el nombre de esta tienda, Eat My Handbag Bitch (6, Dray Walk), es tan provocador como curiosos y recomendables los muebles y accesorios que se venden en su interior. Es domingo en Brick Lane, la nueva zona de moda, "la calle más viva de Londres", bautizada así por la revista Time Out (estaciones de metro: Aldgate East, Shoreditch y Liverpool Street). Y ahí está el viejo edificio donde se fermentaba la cerveza, The Old Truman Brewery, con sus tiendas y puestos que reflejan la mezcla de culturas del vecindario, con predominio indio y paquistaní, y sus aires alternativos. El mercadillo de Brick Lane se extiende por tres calles y despliega todo tipo de morralla (con muchas sorpresas inesperadas) y el añadido espectáculo de las pintas de los viandantes. Y entre las tiendas merecen una parada Junky Styling (12, Dray Walk), para ropa grunge; The Laden Showroom (102, Brick Lane), diseño experimental; Overdose On Design (182, Brick Lane), el nombre lo indica: sobredosis de diseño, o Unto This Last (230, Brick Lane), muebles retro. Además, una parada para guardar cola y comerse un bagel en Beigel Bake (159, Brick Lane), lo mismo que hizo hace unas semanas Mariah Carey.
2. EL SÁBADO, PORTOBELLO
Sábado por la mañana en Londres con buen tiempo. Notting Hill y el mercado de Portobello. En el número 22 de Portobello Road está la casa azul dondo vivió George Orwell. Más adelante comienzan los puestos de este animado mercadillo, con sus frutas, ropas y almonedas. Se pueden hacer varias paradas: en la esquina de Portobello con Westbourne Park hay varios cafés acristalados desde los que ver pasar a la gente. En Market Bar (en la esquina de Portobello y Lancaster), justo donde el mercadillo se vuelve más alternativo, es el momento de una cerveza y buena música. Y para comer por unas 12 libras en un agradable restaurante de mesas corridas de madera, Uncle's (305, Portobello Road), o, en el número 301, Thai Rice.
3. CAFÉ EN LA TATE MODERN
Después de cruzar el puente del Milenio, diseñado por Norman Foster, es recomendable que la entrada a la Tate Modern (estación de metro: Blackfriars) se haga por la puerta lateral, que da directamente a la sala de máquinas de la antigua central eléctrica. Así, el efecto perturbador de este gran espacio, devorado por la gigantesca instalación de Anish Kapoor, se hace más envolvente. Kapoor, nacido en Bombay en 1954, ha confeccionado una membrana roja de PVC a modo de tres trompas de mamut o de flores monstruosas con una apertura en la corola de más de 30 metros. La escultura, titulada Marsyas, en referencia al sátiro de la mitología griega, permanecerá hasta el 6 de abril. La gran sala de turbinas permite también descubrir la delicada intervención del estudio de arquitectura suizo Herzog & De Meuron. Recorrer las salas con la colección de arte, desde 1900 hasta la actualidad, o visitar las exposiciones temporales (Max Beckmann, hasta el 5 de mayo) es el gran placer en este nuevo museo que ha revitalizado la orilla sur del Támesis. Pero la satisfacción también proviene de pasarse horas consultando libros y revistas en su espléndida librería o subir al café acristalado de la última planta y, con un poco de suerte, conseguir mesa con vistas al Támesis. Al fondo sobresale el pepinillo en construcción de Norman Foster, con su forma de proyectil.
4. EXPOSICIONES
El beso, de Rodin, ha sido cubierto con cuerdas, una intervención sin prejuicios sobre un clásico de la escultura. En la Tate Britain (estación de metro: Pimlico), una selección de 23 artistas británicos contemporáneos contagian, con todas sus desigualdades, la euforia del arte. La instalación de Jim Lambie en el
hall del edificio llena los suelos de colores en una impactante propuesta. La muestra se titula Días como estos, y es un excelente complemento a la exposición dedicada a Tiziano en la National Gallery, la dedicada a los aztecas en la Royal Academy y la que consagra al canario Manolo Blahnik como el zapatero de la sensualidad y la alegría en el Museo del Diseño.
UN RESTAURANTE PARA MIRAR Y COMER
EN EL NÚMERO 9 de Conduit Street, cerca de Piccadilly Circus, el restaurante Sketch, recién abierto, es uno de esos locales en los que merece la pena detenerse, aunque sea simplemente para tomar un café en su salón de meriendas o para comer en uno de sus dos bares que sirven el lunch a mediodía (cuesta alrededor de 37 euros). Según la crítica gastronómica Tracey MacLeod, el edificio de tres pisos, que alberga un complejo de varios locales unidos por el diseño más desinhibido y futurista, se ha convertido en "el restaurante más estimulante, absurdo y caro de Gran Bretaña, un palacio del placer soñado por Mourad Mazouz para Pierre Gagnaire (uno de los chefs más reverenciados de Francia), fantástico en cada sentido del término, un altar al diseño moderno y a la gastronomía".
Los que quieran darse una alegría pueden reservar en Gallery, espacio que durante el día funciona como sala de videoarte y al atardecer se transforma en restaurante ultramoderno cuyos cuartos de baño tienen forma de huevos de avestruz. Y para sibaritas con el bolsillo repleto, el solemne Lecture Room, un comedor donde los entrantes cuestan entre 44 y 71 euros, y los platos principales, entre 59 y 110 euros. La citada Tracey Mac Leod prefirió no comer en este último, sino en el Gallery (unos 74 euros por cabeza), con el fin, escribe, de utilizar con mayor provecho el presupuesto para comidas del periódico para el que trabaja, The Independent.
Por la tarde-noche, a la entrada de Sketch suelen concentrarse paparazzi a la caza de famosos; pero a la hora del lunch, el bar ofrece un ambiente relajado y agradable, juvenil y actual, con una decoración desenfadada que sabe combinar la silla Gota y el sillón Cisne (tapizado en rabiosos colores), de Arne Jacobsen, con lámparas en forma de viruta que se balancean alegremente al ser tocadas.
- Sketch (0870 7774488). 9, Conduit Street. London W1. Horario: de 10.00 a 17.00 y de 19.00 a 2.00.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.