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Tribuna:Universidad de Cambridge | CRÓNICA INTERNACIONAL
Tribuna
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El yo que no cesa

AUTOR DEL MÁS famoso diario escrito en inglés, Samuel Pepys (1633-1703) vivió algunos de los acontecimientos más relevantes de la historia de Inglaterra del siglo XVII: la guerra civil que resultó en la victoria de Cromwell y la decapitación del malhadado Carlos I (1649); la restauración de la monarquía en 1660; la terrible peste de 1665, y el gran incendio de Londres al año siguiente. Durante la mayor parte del periodo de 1660 a 1689, Pepys desempeñó el cargo de secretario del ministerio de la marina, en que dio prueba de sus dotes geniales de administrador civil. Trabajador incansable, inteligente, meticuloso, si bien capaz de rebajarse a corruptelas y sobornos, llevó a cabo, por sus propios esfuerzos, la reforma de la administración naval.

A propósito de una biografía del escritor británico Samuel Pepys

Aunque nacido de padres pobres, disfrutó de una educación excelente, gracias al apoyo de parientes acomodados, haciendo su carrera en el Magdalene College de Cambridge. Su dinamismo profesional se acompañaba de una curiosidad desbordante por todo lo nuevo y un apetito insaciable por el placer y la belleza: la música, el teatro, la buena conversación con los amigos y los encantos de la carne.

Socio desde 1665 de la prestigiosa Royal Society, y conocido coleccionista de manuscritos, grabados y libros, legó a su muerte su preciosa biblioteca de tres mil volúmenes, incluidos los seis que contienen su diario, a su antiguo colegio, donde todavía se conservan en un hermoso edificio dieciochesco. Entre ellos se cuentan 185 textos españoles, incluidos una valiosa colección de pliegos sueltos y 83 libros, cuyos títulos dejan constancia de su afición a la lengua y la literatura españolas: el Tesoro de Covarrubias, el Quijote y las Novelas ejemplares, la Diana de Montemayor, la historia de la conquista de México de Bernal Díaz, las obras de Gracián, la historia de España de Mariana, etcétera. En una de las entradas hacia el final del diario, Pepys se enorgullece de la soltura con que manejó el español y el francés en una cena con el embajador de España.

Se casó en diciembre de 1655 con Elizabeth,hija de un hugonote francés exiliado, con la que no tuvo hijos. A pesar de su cariño por ella, la trató con egoísmo y falta de escrúpulos, engañándola con cuantas mujeres le salían al paso: criadas, dependientas e incluso una amiga suya, Deb Willet. La experiencia más penosa de su matrimonio, que marcó un deterioro progresivo de sus relaciones con su mujer, fue el momento en que ella lo sorprendió in flagrante con la mano debajo de la falda de Deb. Uno de los rasgos más curiosos del estilo del diario es la mezcla bárbara de inglés, español, latín y francés con la que se relatan estas picardías sexuales.

Escrito en taquigrafía, el diario no fue descifrado y publicado hasta el siglo XIX; y ya desde su primera aparición (1825) se hizo un clásico de la literatura inglesa. Y con razón, porque, aparte de ser una mina de información histórica y un precioso testimonio del inglés coloquial de aquella época, demuestra un talento de novelista y de dramaturgo, tanto en las famosas páginas dedicadas al incendio de Londres como en la objetividad clínica con que Pepys analiza sus peleas frecuentes con su mujer y el conflicto entre su sensualidad y los remordimientos de conciencia.

Se han escrito varias biografías de Pepys, cada una con enfoque distinto. La de Tomalin, que se especializa en versiones populares del género, es excelente, de lectura clara, fluida y amena sin menoscabo de la erudición. Para la autora, lo esencial de la vida de Pepys son los casi diez años en que llevó su diario, de enero de 1660 a mayo de 1669, labor para la que nació y que tuvo que abandonar porque le fallaba la vista, agotada por el ritmo de su trabajo para el ministerio. Entre los varios motivos que se le han atribuido al diarista para emprender su trabajo -la curiosidad científica, el autoexamen de conciencia puritano, el instinto teatral que le llevaba a ser actor y observador de su propia comedia-, el catalizador para Tomalin fue el drama de su relación con las mujeres, en especial la suya propia.

Samuel Pepys: The unequalled self. Claire Tomalin. Viking. Londres, 2002. 499 páginas. 20 libras.

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