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Desde el Pacífico
Columna
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Los derechos digitales a la carta

¿DE QUIÉN ES EL DVD QUE COMPRA? En Estados Unidos nadie cuestiona que los átomos del objeto son de quién lo adquirió pero hay dudas sobre si le pertenece la información que contiene. Según la Digital Millennium Copyright Act (DMCA), el comprador ni puede hacer copias para su uso personal, una legislación considerada abusiva por un influyente sector de Silicon Valley.

El 10 de marzo, la congresista por San José, Zoe Lofgren, depositó por segunda vez el proyecto de ley Balance. Su objetivo es extender el "uso aceptable" que cubre las obras análogas a las digitales. "Se trata de mantener el balance tradicional en la era digital. Debemos encontrar mecanismos que permitan castigar a los piratas sin tratar al consumidor como si fuera uno". Los defensores de la ley alegan que la facilidad de realizar copias y de distribuirlas por la Red tiene que ser controlada con rigurosos dispositivos legales y técnicos.

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ZOE LOFGREN::
CREATIVE COMMONS::
PUBLIC KNOWLEDGE::
KEVIN KELLY::

El esfuerzo de Lofgren no resulta aislado. En la escuela de derecho de Stanford, el Profesor Lawrence Lessig, conocido por su posición contra las prácticas monopolísticas de Microsoft y sus dudas sobre la DMCA, apoya la iniciativa de Creative Commons (CC). Su filosofía consiste en acabar con el "Todos los derechos reservados". El autor se reserva algunos pero no todos, en condiciones que le parecen apropiadas y que él determina. Así, el cantante de folk Roger McGuinn publica cada mes una canción en su sitio www.ibiblio.org/jimmy/folkden con una etiqueta correspondiente a la licencia depositada con Creative Commons. Cualquiera puede usar el tema si menciona el autor, no lo usa con fines comerciales ni lo modifica.

Para facilitar el uso de la licencia, CC propone cuatro símbolos. Cada uno corresponde a una cláusula. Por ejemplo, un dólar tachado prohibe el uso con fines comerciales mientras el signo "=" solo permite el uso sin modificación. Cada símbolo viene acompañado de un documento legal y un código digital (meta-tag) que puede ser leído por motores de búsqueda y programas como Kazaa.

La idea se inspira en el software libre. "La belleza del concepto es que se basa en el consentimiento de los dueños del derecho de propiedad con independencia de cualquier acción legislativa y está motivado por una mezcla de autointerés y de espíritu comunitario. Si se hace bien, compartir será a la vez inteligente y correcto", explica Glenn Otis Brown, director ejecutivo de CC.

Tal alteración al principio de la búsqueda de ganancias podría tener éxito con un buen número de creadores, sobre todo en Internet. En enero del año 2002, Kevin Kelly, co fundador de la revista Wired escribió en The Wall Street Journal que "la Red funciona con amor más que con codicia". Apenas un 30% de las páginas son alimentadas por empresas comerciales. Esto ha sido teorizado por el profesor finés de la Universidad de Berkeley, Pekka Himanen, en el libro La ética Hacker: lo que distingue esta tendencia de la ética protestante, centrada en el dinero y el trabajo, es el trabajar por placer y con pasión. Un movimiento al que debemos la creación del PC y la Web. El objetivo de CC es hacer que ambas éticas sean compatibles y dejar que el autor escoja en qué proporción.

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