Después de la manifestación
El sábado después de las lecturas de Dulce Chacón y José Saramago en la Puerta del Sol de sus manifiestos Por la paz intentamos regresar a casa evitando la ingente multitud que todavía intentaba completar el recorrido. Después de dar un buen rodeo por Espoz y Mina, pasaje de Cádiz y bajar por no sé que calle hasta la plaza de Canalejas, cuál fue nuestra sorpresa al ver que estaba prácticamente tomada la calle Sevilla por ocho furgones de la Policía Nacional con agentes fuera de los coches intentado ¿qué?, ¿provocar?; otra cosa no es posible; ¿mantener el orden?; no entiendo qué pintaban allí, en una manifestación pacifista. Por supuesto que nos unimos a los que al grito de No a la guerra avanzaban en dirección contraria a ellos hasta que -bien es cierto que el que estuviera al mando de las unidades fue consciente de la realidad- retrocedieron, yéndose por la carrera de San Jerónimo. Me parece de recibo dar un tirón de orejas al director general de Policía o a quien proceda (¿ministro del Interior quizás?) por la insensatez de enviar Policía Nacional a un recorrido en pro de la paz.
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