El Valladolid y el Sevilla se acomodan
El Valladolid y el Sevilla despacharon su cita de ayer en Zorrilla con un partido insufrible, apropiado para los fines de ambos, la permanencia, porque cada uno se llevó un punto y a estas alturas de la temporada lo único que les importa a los equipos de este pelo es sumar. El Valladolid regresó a sus peores versiones, no a las que le hicieron golear a la Real Sociedad o empatar en el Camp Nou. Regresó a ésas en las que es un grupo de futbolistas trabados, sin ninguna fluidez, porque no tienen nadie que se la dé, y con una potencial ofensivo escasísimo. Tan pobre que Moré cambió de delantero centro en el descanso en la continuación de su indecisión entre Pachón y Aganzo, que dura desde el inicio de la temporada. Además, ayer tenía enfrente a la defensa menos goleada, a un equipo que le oprimió desde el primer momento, que, poco a poco, fue sacándole de su campo y que terminó por ser el dueño del partido.
VALLADOLID 0 - SEVILLA 0
Valladolid: Bizarri; Torres Gómez, Gaspar, Peña, Mustafá, Oscar Sánchez; Sales (Caminero, m. 78), Colsa, Oscar González, Olivera (Chema, m. 82); y Pachón (Aganzo, m. 45).
Sevilla: Notario; Redondo, Pablo Alfaro, Javi Navarro, David; Gallardo (Marcos Vales, m. 65'), Casquero, Torrado, Fredi (Juanmi, m. 92); Reyes y Antoñito (Machlas, m. 87).
Árbitro: Losantos Omar. Amonestó a Gaspar, Peña, Gallardo, Oscar Sánchez, Reyes, Oscar González, y expulsó a Mustafá en el minuto 78 por doble amonestación.
Unos 15.000 espectadores en Zorrilla.
Ni Moré ni Caparrós variaron en nada sus esquemas. Lo que sí modificaron fue su mentalidad porque los mano a mano entre quienes pelean por alejarse de las zonas bajas tienen estas cosas y los dos equipos se enfrascaron muy rápido en una pelea que tenía más el objetivo de no ceder un palmo de su terreno que de ganar el del rival. En eso salió victorioso el Sevilla, no sin que antes el Valladolid tuviese una oportunidad espléndida con una volea de Sales que Notario despejó. Fue el último rastro de la ofensiva vallisoleta. A partir de ahí, el Valladolid avanzaba, pero perdía el balón demasiado lejos de la portería de Notario, para que lo engancharan Reyes y Antoñito y comenzaran a esprintar entre los centrales, y rematar siempre a las manoplas de Bizarri. Hasta en tres ocasiones se repitió la misma escena de frustración.
Sin embargo, cuando todo parecía caminar hacia un empate sin goles y sin más historia el Valladolid volvió a golpear con un cabezazo de Óscar González que se fue al larguero. El equipo se envalentonó y se decidió a acorralar al Sevilla, pero, justo cuando mejor estaba el Valladolid, Mustafá vio la segunda tarjeta amarilla. Además, Sales, que comenzaba a ser una pesadilla para su par, se dejó algún músculo en una arrancada y abandonó el campo y el Valladolid firmó la paz que el Sevilla le había ofrecido tiempo atrás.
Eso sí: antes de dejar el campo, Reyes se quedó solo, otra vez, frente a Bizarri. Pero el portero desvió el tiro.
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