"Las empresas no tienen por qué entender de tecnología"
Después de una vida profesional vinculada a Telefónica -ha trabajado en el grupo, TPI y Terra- y dos años dedicado a su familia, Abel Linares vuelve al mundo de la empresa como consejero delegado de IT Deusto. Esta consultora española de tecnologías de la información es relativamente desconocida, pero emplea a 1.800 personas y tiene entre sus accionistas al fondo Inova, de Torreal e Ibersuizas, y a Caixanova. Linares llega a IT Deusto con la idea de ampliar la presencia internacional de la compañía y comandar su salida a Bolsa, como ya hizo en TPI. Pero, por ahora, reconoce que su objetivo es mucho más inmediato, y quizá más complejo: gestionar la integración de las 15 diferentes compañías que forman esta empresa.
"Se ha pasado de pedirles a las 'puntocom' que derrochen, a exigirles que sean rentables en 12 meses"
Pregunta. ¿Por qué ha elegido IT Deusto para volver?
Respuesta. Esta compañía tiene la fortaleza de las grandes, con casi 2.000 personas dedicadas a tecnologías de la información, y la flexibilidad de las pequeñas, ya que la empresa nació de emprendedores. La mentalidad de los empleados es, por tanto, muy cercana al cliente.
P. ¿Cómo integrará esas 15 compañías? ¿Hay una espina dorsal en IT Deusto?
R. El nexo final de unión es que las 15 invierten en I+D. Una cosa que no se conoce mucho de IT Deusto es que, probablemente, es una de las compañías que más invierte en innovación en España. Hacemos cosas muy curiosas, como el control de cultivo de vides mediante transmisión de datos por telefonía móvil.
P. ¿Cuándo comenzará la expansión internacional?
R. Durante 2003 seremos muy cautos. Vamos a crecer con nuestra base de clientes.
P. ¿Es un buen momento para crecer?
R. Es un buen momento para moverse rápido, pero sin riesgo. Cuando vienes del Grupo Telefónica, parece fácil, porque tienes muchos recursos y capacidad financiera para acometer la expansión. En una compañía como IT Deusto tienes que ser consciente de tus limitaciones. Ése fue parte del error de las puntocom, crecer más rápido de lo que te permitía la propia compañía. Pero llegará. España no es un país que invierta en I+D, lo que significa que las compañías no tienen ventajas competitivas en el uso de la tecnología. Las empresas no pueden seguir invirtiendo muchos recursos en esta área. El outsourcing tiene que desarrollarse, porque tener toda una plantilla dedicada a informática no es fundamental.
P. ¿No añade valor a una empresa controlar internamente la tecnología?
R. Si tienes una ventaja competitiva porque eres el líder, entonces sí, no puedes externalizarlo porque es el corazón de tu negocio. Pero en las empresas españolas hay muy pocas compañías que sean líderes en el área tecnológica. Lo que necesitas es entender de clientes y de productos, pero no de tecnología.
P. ¿De quién fue la culpa del boom de las puntocom?
R. La culpa fue de todos. Hubo una inflación de la demanda de acciones de estas empresas, y pronto los retornos comenzaron a no justificarse, lo que provocó un hundimiento del mercado. Pero yo creo que lo que se decía, será. La nueva economía se ha colado ya en todas las organizaciones.
P. ¿Y qué es?
R. Según el Tesoro estadounidense, es la utilización de la tecnología para obtener eficiencia en los procesos organizativos. Si yo quiero decirle algo a los empleados, puedo ponerlo en un papel, hacer fotocopias y enviárselo, pero también puedo sentarme en el ordenador y, en un minuto, enviarles un correo electrónico. Eso es eficiencia, eso es nueva economía. Y sólo estamos empezando.
P. ¿Seguirá habiendo compañías puras de Internet?
R. Yo creo que sí. Ya sé que parece bastante optimista, teniendo en cuenta que las valoraciones están por los suelos. Nosotros provocamos un modelo que era alimentar el proceso a través de la información gratuita, y ahora cuesta mucho cambiar al pago, porque, al cortar la financiación, no ha dado tiempo a que la gente reconozca el retorno de ese valor. Y es que nadie se planteaba hacer estas compañías rentables a tres meses, sino a tres años. Se ha pasado de pedirles que derrochen a exigirles que sean rentables en 12 meses.
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