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Serbia declara la guerra a las mafias tras el asesinato del primer ministro

El asesinato del primer ministro serbio, Zoran Djindjic, en pleno centro de Belgrado, desató ayer las iras del Gobierno contra unos grupos mafiosos que operan libremente en el país. Cuarenta presuntos mafiosos fueron detenidos y el ministro del Interior anunció una persecución sin límite de los culpables: "El que se resista a su detención será liquidado", aseguró. Un semanario amarillo que salió a la venta el miércoles por la mañana, antes del magnicidio, anunciaba en su portada: "Djindjic, objetivo de francotirador. Serbios de La Haya pidieron atentado". El primer ministro serbio era odiado por los círculos próximos a Slobodan Milosevic, al que entregó a La Haya, y por grupos mafiosos a los que intentó perseguir.

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