Ehecatl

El gran protagonista de esta corrida fue Ehecatl, el dios azteca de los vientos, que anduvo muy activo toda la tarde y frustró varias buenas faenas.

Juan Salvador bregó al codicioso y emotivo primero y en su trasteo el viento le impidió dominar la bravura seca del oponente y dejó ir su oportunidad de triunfar. En el cuarto, nuevamente Ehecatl no le permitió enhebrar sus pases, pues constantemente lo descubría al intentar dar los naturales, por lo que colocó la pañosa pegada a su pierna y al codillear el cornúpeta se revolvía y el diestro salía por piernas. En cambio por el derecho sí pudo correr la mano.

Con gallardía, Alfredo Gutiérrez saludó con cristalinas verónicas al segundo y al quitar por ajustadas chicuelinas se lució en el remate. Como buscaba el triunfo a toda costa, banderilleó pero sólo el tercer par valió la pena. Con mucha entrega inició su trasteo al segundo sentado en el estribo. Luchando contra el vendaval y el indeciso recorrido del adversario logró acoplarse enjaretándole largos naturales. Lo mejor fue la estocada que dejó en todo lo alto.

En el soso quinto, Gutiérrez tuvo largas pausas en su muleteo tratando de evitar las ráfagas que le molestaban, por lo cual no pudo estructurar su trasteo y éste resultó monótono.

En su muleteo al fijo tercero, de nombre Hortelano, que transmitía y recibió el arrastre lento, la mitad de los pases de Leopoldo Casasola le resultaron tersos y de gran temple, pero por las tolvaneras la otra mitad fueron atropellados. Para colmo de males tampoco anduvo bien con el acero, pues después de pinchar despachó al ejemplar de un bajonazo. Con el violento sexto que desarrolló sentido el texcocano estuvo muy empeñoso exponiendo mucho.

Al caer este toro el público sacó al ganadero Xavier Sordo y después de tributarle una larga ovación le hicieron dar a él la vuelta al ruedo.