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Doñana, el gran espectáculo verde

Ideas ecológicas para disfrutar del emblemático parque nacional y su entorno

A veces por no poder entrar, otras veces por haber elegido mal la época del viaje y encontrar las marismas sin agua, y otras veces por esperar erróneamente que la naturaleza se comporte como un zoológico y exhiba animales a tropel y a diez metros del ser humano, muchos visitantes vuelven decepcionados de Doñana, el parque más emblemático de Europa. Se acercan buenos meses para conocerlo (primavera y otoño son las mejores épocas) y ésta es una guía para disfrutar a fondo de lo que realmente es un espectáculo sin conservantes ni colorantes; para aprovechar mejor la comarca de Doñana, sacando partido a las interesantes iniciativas de turismo sostenible, respetuoso con el entorno, puestas en marcha en los últimos años y acordes con el empaque del parque nacional.

Pueblos Una comarca con carisma

Entre los 14 pueblos que forman la comarca de Doñana (300.000 hectáreas de Huelva, Sevilla y Cádiz, más de un tercio de ellas protegidas; 120.000 habitantes), algunos ofrecen un encanto blanco especial. Como Sanlúcar de Barrameda, en ese enclave privilegiado que es la desembocadura del Guadalquivir en el Atlántico, mirando directamente al parque nacional; patria de la manzanilla, pueblo animado todo el año, gente con la simpatía en su punto, con los palacios de las casas de Medina Sidonia y Orleans, y atardeceres que han inspirado a artistas como el escritor Caballero Bonald y la pintora Carmen Laffón. Como Almonte, pueblo cuidado y el más involucrado en el parque nacional; con una fiesta muy vistosa, la Saca de las Yeguas, cada 26 de junio, cuando se recoge el ganado que pasta en las marismas, y con la aldea del Rocío, la meca de los andaluces, con esas casas y esa ermita-basílica relucientes que se miran en el espejo de las primeras marismas del parque nacional. Y como la tranquila población de Moguer, la tierra del escritor Juan Ramón Jiménez y punto estratégico para visitar los Lugares Colombinos (monasterio de La Rábida, muelle de las Carabelas...).

Rutas A pie, a caballo y en todoterreno

Para quien no pueda acceder al interior del parque nacional o quiera completar la visión de esta punta de lanza de Europa hacia África y del Mediterráneo hacia el Atlántico existe un menú completo de rutas por el parque natural de Doñana (que rodea el nacional, está menos protegido y su gestión depende de la Junta de Andalucía y no es compartida con el Ministerio de Medio Ambiente). Éstas son unas cuantas sugerencias: Rutas de Doñana (en La Puebla del Río, 955 77 20 03 y www.rutasdedonana.com) lleva por recorridos ya trazados o por otros a la carta, con guías expertos en naturaleza, vehículos climatizados, prismáticos y recogida a domicilio a partir de tres personas. Medio día, 28 euros por persona; día completo, 45 (incluye almuerzo). Doñana Ecuestre (con base en el Rocío, 959 44 24 74) demuestra su profesionalidad en paseos a caballo o en coches de caballos por el norte de Doñana, por parajes tan convincentes como el arroyo de la Rocina; organiza trayectos que pueden durar desde una hora hasta ocho días; también con todoterrenos (recorridos de unas cuatro horas). Doñana Tour (en el Rocío, 959 44 24 68 y www.donana.com), una de las empresas más veteranas en la zona en turismo activo, está especializada en programas de educación ambiental para colegios, turismo rural y de naturaleza, y fines de semana rocieros; organiza programas completos, con rutas y alojamientos (desde albergues hasta cortijos) a la carta: rutas a pie, a caballo o en vehículos todoterreno.

Aves Los paraísos ornitológicos

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El mejor paisaje: el del atardecer, cuando la pertinaz horizontalidad se confunde con los cielos, más amplios aquí que en ninguna otra parte, y pinta lo que parecen lienzos abstractos. Atención a los campos de arroz -espejos al comenzar la primavera (cuando se inundan para sembrar), láminas de encendido verde en mayo y junio-. Ojo con los mosquitos, grandes e insistentes; afortunadamente, las instalaciones turísticas lo saben, y restaurantes, terrazas, camas y habitaciones están preparados con mosquiteras en distintos formatos.

Dos recomendaciones: la cañada de los Pájaros y la dehesa de Abajo. La cañada de los Pájaros (en La Puebla del Río, Sevilla) es una reserva privada con aves en semicautividad (otras, totalmente libres, reparan aquí, porque, como dice Maribel Adrián, la propietaria, se encuentran a gusto y reciben cariño y comida). Sus 7,5 hectáreas, junto a la carretera de La Puebla del Río a Isla Mayor, abrieron al público -y las aves- en 1992, en lo que fue una gravera. Ahora, en torno a un lago, es posible ver miles de aves de unas 150 especies. Abundan anátidas, garcillas, martinetes, fochas cornudas, ánsares, flamencos. Ideal para los niños, porque en un paseo de un kilómetro, entre un ruido ensordecedor de silbidos, cantos y graznidos, permite acercarse de forma fácil al mundo ornitológico. Un concentrado estallido de vida que cuenta además con una agradable taberna-restaurante. Los precios: adultos, seis euros; niños, cuatro euros. Abre todos los días de diez de la mañana al anochecer (información: 955 77 21 84 y www.canadadelospajaros.com).

La dehesa de Abajo es una reserva natural de 830 hectáreas, del municipio de La Puebla del Río, que contará a partir de esta primavera con un centro de interpretación. Aparte de la laguna con fochas, flamencos, somormujos y patos (dispone de puestos de observación ornitológica), es lugar famoso por albergar la mayor colonia de cigüeñas blancas sobre vegetación: más de 400 nidos sobre un acebuchal centenario. Entre semana, el silencio sólo rasgado por el crotar de las zancudas resulta muy relajante.

Visitas El parque nacional

La entrada al parque nacional tiene básicamente dos cauces: en pequeños autobuses todoterreno y en barco por el Guadalquivir. La ruta guiada por tierra dura cuatro horas (turno de mañana o de tarde; 19,50 euros por persona), en un recorrido de 80 kilómetros que parte del centro de El Acebuche (cerca del Rocío) y toca todos los ecosistemas del paraje (playa, dunas, vera, marisma, cotos); una concentración de tesoros única en Europa, con una playa virgen de 30 kilómetros, dunas vivas que devoran pinares, y monte bajo por donde aún campea el lince ibérico. La concesión de esta visita la tiene en exclusiva la Cooperativa Marismas del Rocío, de Almonte (959 43 04 32). Las visitas tienen un cupo de 250 visitantes al día.

La ruta fluvial se realiza en el Real Fernando, que imita los antiguos barcos de vapor. Zarpa de Bajo de Guía, en Sanlúcar de Barrameda, enfrente del centro de interpretación de Doñana La Fábrica de Hielo (que proyecta un vistoso vídeo con las sensaciones que transmite el parque), y durante tres horas y media remonta el Guadalquivir y realiza varias paradas en el parque natural y el parque nacional para ver desde unas salinas con flamencos hasta un antiguo poblado de chozas (La Plancha) y visitar los cotos adonde se acercan ciervos y jabalíes. Salidas de mañana y de tarde (más aconsejable ésta por las teatrales caídas del sol). Precio: 14,20 euros por persona. Reservas: 956 36 38 13. Información del parque: www.parquenacionaldonana.com.

Finca Veta la Palma

Se presenta como la finca privada europea más importante para las aves acuáticas y como un buen ejemplo de eso que tantas veces se oye y a menudo no se sabe cómo llevar a la práctica: el desarrollo sostenible. Nada menos que 600.000 aves, de 200 especies, se han registrado el pasado otoño. Sus 11.000 hectáreas (pertenecientes a Sevilla) en el interior del parque natural están en manos de una familia que ha montado aquí una enorme piscifactoría extensiva: en sus 44 gavetas, con medio metro de profundidad, crecen de forma casi natural lubinas, doradas, camarones, anguilas... sin aporte alimentario artificial. La constante renovación de agua procedente del Guadalquivir es la clave (a estas alturas del río, cerca de la desembocadura, el grado de sal es ya suficiente para que puedan vivir estos peces). Que haya agua y comida abundante todo el año es un seguro de vida para las aves que vuelan por Doñana, ya que las marismas naturales, cuando llega el calor, se secan. Un sueño para los ornitólogos hecho de avocetas, garzas reales, grullas, zampullines, águilas pescadoras, ánsares, fochas, gaviotas, cercetas pardillas, malvasías... La familia propietaria ha tenido la idea de abrir Veta la Palma para visitas de grupos, para el turismo de congresos e incentivos a partir de 50 personas, en una original visita por 40 kilómetros de caminos que incluye paseo en una barca tirada por caballos. Precio por persona: a partir de 100 euros por día, comida incluida (información: 954 58 92 37 y www.vetalapalma.es). Una experiencia insólita que se irá abriendo a un turismo más amplio.

Golf Campo de golf ecológico

Dentro de las iniciativas animadas por la Fundación Doñana 21 -acicate fundamental para el desarrollo de la comarca sin dañar el paisaje-, una de las joyas es el campo de golf (ecológico, sostenible) de Matalascañas (Huelva). Fue inaugurado en 2001 con 60 hectáreas y 18 hoyos. Una experiencia pionera en España, hecha de acuerdo con la ONG ecologista Adena-WWF y siguiendo los criterios de respeto al parque nacional con el que linda. Quien lo diseñó, el ingeniero agrónomo Fernando Menaya, habla de sus excelencias: no sólo usa un tipo de césped que necesita menos agua, sino que todo el riego se hace con agua reciclada de la depuradora de Matalascañas; no sólo se ha mantenido la vegetación autóctona de pinos, sabinas y enebro, lentisco y romero, sino que se ha respetado al máximo la fisonomía del terreno; no sólo se emplea un sistema informático con seis sondas de medición de la humedad del suelo para no despilfarrar recursos, sino que se utilizan los herbicidas y fertilizantes menos agresivos y se vigila escrupulosamente que las aguas subterráneas no resulten afectadas. El campo de golf Dunas de Doñana cuenta con 110 apartamentos turísticos. Información: 902 505 200 y www.golfdunasdedonana.com.

Una bandada de flamencos en Veta la Palma, una finca sevillana dedicada a la acuicultura y el turismo en el interior del parque natural de Doñana.
Una bandada de flamencos en Veta la Palma, una finca sevillana dedicada a la acuicultura y el turismo en el interior del parque natural de Doñana.HERMINIO MUÑOZ

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