A favor de la luz
Este libro de título tan bello como indiscutible -Lo más importante es saber atravesar el fuego- fue preparado por uno de los grandes poetas del siglo XX para su publicación póstuma. A Bukowski, tan apartado, en apariencia, de las convenciones literarias, le viene bien que lo traduzcan en una editorial cuyo curioso nombre (La Poesía, Señor Hidalgo) remite directamente a Don Quijote. La ilustración de portada procede de una miniatura medieval que representa el infierno. Los cuerpos desnudos de los pecadores anticipan, claro, los contenidos (malditismo, confrontación con la muerte), pero más importante es que la alusión cervantina y la miniatura inaugural apelen a la tradición y a las series artísticas nobles: ésa es la confrontación decisiva para comprender la escritura radical de Bukowski. Ésa es una de las líneas del libro (por ejemplo, el poema Llegaron a tiempo cuenta cómo los libros y el arte lo educaron en vez de su familia).
LO MÁS IMPORTANTE ES SABER ATRAVESAR EL FUEGO
Charles Bukowski.
Traducción de Eduardo Iriarte Goñi
La Poesía, Señor Hidalgo
Barcelona, 2002
825 páginas. 22,99 euros
Más allá de su apariencia do-
cumental -diario, testamento, borrador para relatos, espejo de una personalidad inadaptada-, estamos ante un impresionante libro de poemas. No todos, por supuesto, están a la misma altura, y no es una poesía para todos los públicos. Aquellos que se disgustan por un exabrupto no deben leer a Bukowski, igual que no han leído, suponemos, a Quevedo ni a Catulo. La lectura deja al principio un poso de monotonía, algo, por otra parte, consustancial a cualquier poeta auténtico. Durante dos décadas (entre 1970 y 1990), el poeta mantiene una melancólica estabilidad: sus casas (alquileres, hipotecas, barrios), sus coches, sus perros y sus gatos, la droga, el alcohol, el dinero, la soledad y el sexo.
Algunos asuntos se imponen: la dependencia del juego (especialmente las apuestas en el hipódromo) y la obsesión contra el trabajo. De algún modo, creo que involuntario, se integran ahí sus horas como poeta profesional. Así que de "el último recital de poesía" sólo le interesa sacar "lo justo para el alquiler / la birra y los caballos".
El sentido último de este libro último se va desvelando a medida que la muerte se acerca. Bukowski deja de ser previsible. Tira su máscara de antipático fácil para exhibir su humanidad singular: "La muerte se puede esperar en perfecto sosiego". La sorpresa mayor: una apología de la felicidad, aunque no pueda evitar ir contra alguien (contra los resentidos, quizá contra sí mismo). Su Voto a favor de la cálida luz concluye: "La dicha / está en la vida / e incluso en la muerte".
En su excelente traducción,
Eduardo Iriarte Goñi acompaña al poeta en sus desniveles con la naturalidad de quien ha comprendido que, a su vez, el poeta está acompañando a las cosas: hot woman, "tía estupenda"; he had outwitted me, "se había quedado conmigo"; baby, "chavalote". Unas veces sube un milímetro por su cuenta (great brain, "cerebro privilegiado") y otras lo baja (my woman, "mi pava"), pero lo hace para lograr un conjunto exacto, incluso en la sonoridad (I'm now the old fart / in the neighbourhood, "ahora soy el vejestorio / del vecindario"). Sabe sacar, en definitiva, la precisión que el castellano necesita para ajustarse a este inglés descarnado: stay within your walls / they are the truest love, "quédate entre las paredes / son el amor más fiel".
Entre nuestras utopías debe estar que las generaciones del futuro se eduquen para la libertad (al menos que aprendan inglés) con libros de poesía bilingües como éste, que además de sencillo es luminoso, amargo e irrepetible.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
Últimas noticias
La Audiencia de Valencia respalda el 80% de los recursos presentados a la jueza de la dana
Las gafas inteligentes ya son una realidad (y sirven para mucho más de lo que imaginamos)
Trump, obsesionado con ponerle su nombre a todo
Estados Unidos ataca al Estado Islámico en Nigeria por la “masacre de cristianos” en el país africano
Lo más visto
- Víctor Bermúdez, profesor de Filosofía: “Hemos perdido el control del proceso educativo, lo que damos en clase es en gran medida un simulacro”
- Zelenski confirma que cualquier pacto con Rusia deberá ser ratificado en referéndum
- “Un jardín con casa, no una casa con jardín”: así es la premiada vivienda de 146 metros cuadrados que se camufla con la vegetación
- La revalorización de las pensiones queda en el aire por la negativa de la derecha a apoyar otras medidas sociales
- TVE se reivindica (con pulla) en su gran noche televisiva




























































