Interinos
Nuevamente los profesores interinos de Andalucía vuelven a la carga con renovados bríos, quizás influenciados por el éxito alcanzado por el SADI en las recientes elecciones sindicales. No parecen estar muy satisfechos con los logros conseguidos, a pesar de que (la consejera Cándida Martínez dixit) gozan del pacto de estabilidad mejor de todo el Estado español. Lo que esta señora debiera reconocer también es que la propia política seguida por su consejería en el problema de los interinos es la principal responsable de que el conflicto se haya agravado, por no ir cubriendo paulatinamente las plazas vacantes que han ido surgiendo mediante las preceptivas oposiciones. Posiblemente han actuado así por ahorrarse algunas miserables pesetas. Mientras tanto, el número de interinos no ha cesado de crecer. Ahora son ya más de 20.000 en toda Andalucía. Y ya se sabe: a mayor número, mayor capacidad de presión. El argumento fundamental que esgrimen para justificar la nueva escalada conflictiva no deja de ser curioso: la convocatoria de 4.500 plazas para Enseñanza Infantil y Primaria. En buena lógica, un trabajador interino debería estar contento. A mayor número de plazas convocadas, mayor posibilidad de conseguir una. Pero estos señores abominan de la palabra oposición. Quieren sencillamente conseguir la estabilidad definitiva (algunos ya la han conseguido) sin pasar por la engorrosa tarea de prepararse unas oposiciones, con el agravante de que pueda corresponderles algún pueblo perdido de la geografía andaluza. Pero no estaría de más que diesen un vistazo al artículo 23.2 de la vigente Constitución Española.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.