Al borde de la hazaña
Al 'Alinghi' le falta un triunfo tras romper el mástil el 'Nueva Zelanda'
La hazaña está a punto de confirmarse. La técnica suiza, con las incorporaciones extranjeras adecuadas, ha llegado al borde de la gloria en la Copa del América. El Alinghi ganó ayer en la bahía Hauraki de Auckland su cuarta regata consecutiva, esta vez por la rotura del mástil del Nueva Zelanda. El barco del multimillonario Ernesto Bertarelli puede hoy mismo rematar su faena. Una quinta victoria al mejor de nueve sería ya la definitiva.
El campeón está groggy. Sus innovaciones se han vuelto contra él. Llevaba tocado desde el principio del enfrentamiento cuando un mal cálculo de carga le llevó a llenarse de agua y a sufrir hasta dos averías más, lo que le costó la primera regata. Después, en las dos siguientes, la táctica y genio de Russell Coutts y Brad Butterworth, los cerebros neozelandeses que fichó Bertarelli para el proyecto del Alinghi, pudieron con la mayor velocidad del Nueva Zelanda. Ayer, se terminó de demostrar que los riesgos tomados para conseguirla le han pasado factura. Las sospechas de que alguno de los siete aplazamientos de la cuarta regata habían sido tomados para favorecer su puesta a punto después de ir perdiendo por 3-0, y no tanto por las condiciones meteorológicas, ya sólo quedan en el recuerdo. Todo indica que la Copa se irá de Nueva Zelanda.
En la regata de ayer, aunque el Nueva Zelanda salió por el lado más favorable y pareció mandar con su mayor rapidez, pronto la astucia de Coutts le cortó las alas. El Alinghi, según dijo el propio Bertarelli después de la regata, confió en su información meteorológica que le aconsejaba ir por el lado izquierdo del campo de regatas. Con esta elección, Coutts logró la primera ventaja, apenas de tres segundos en la primera ceñida contra el viento. Viró la primera boya con ocho de margen y con 17 en la segunda tras la primera empopada a favor de viento. Para talentos como Coutts y Buttterworth esa ventaja era ya coger una gran parte del triunfo en sus manos.
La segunda ceñida, como era de suponer, fue como un juego del gato Alinghi con el ratón Nueva Zelanda, algo que no era imaginable al comienzo de esta Copa del América. El campeón, de nuevo apurado, volvió a tener problemas al llenarse de agua por sotavento en popa. El Alinghi mantuvo fácilmente ventajas entre tres y cuatro esloras controlando la situación, mientras su rival iba al límite. Con un viento superior a los 20 nudos, después de sufrir el impacto de tres olas consecutivas, el palo mayor de 33,55 metros, de fibra de carbono, no pudo con la tensión y se partió a unos nueve metros de cubierta. Tres tripulantes incluso cayeron al mar, aunque fueron rescatados sin daños. El velero se llenó aún más de agua y el Alinghi se limitó ya a terminar el resto de la regata sin forzar. El Nueva Zelanda había durado 57 minutos, algo más que en su primer abandono, pero sumó otro desastre, casi decisivo, en su palmarés.
El barco neozelandés usará hoy el mástil del reserva, pero todo en una posición casi desesperada. Bertarelli ya tiene preparada su escalada al monte Cervino con la jarra de la Copa.
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