De la libreta al vermú

Se fue Van Gaal, llegó Antic y el Barça se transformó. Nada tiene que ver el equipo que visita hoy al Inter en San Siro (20.45, TVE-1) con el que perdió en Vigo en enero, en el último partido bajo las órdenes del holandés. Desde que llegó Antic, tres victorias y un empate es el balance del grupo azulgrana, que se ha liberado de los corsés tácticos y disciplinarios de Van Gaal y que hoy, pese a la baja de Overmars, intentará alargar a doce su récord de victorias consecutivas en la Liga de Campeones.

- Liberación. Van Gaal imponía un régimen marcial. Antic ha concedido mucha más libertad. No existe tanto agobio entre los jugadores, que han agradecido el cambio y han mejorado sus prestaciones. La táctica era antes la Biblia, ahora es sólo un instrumento más. Vuelven a jugar en su sitio, sin penosas obligaciones y, como dice Saviola, disfrutan otra vez jugando a fútbol. Las farragosas clases ante la pizarra se han acabado. Ha habido una descompresión. El equipo ha recuperado el orden y vuelve a sentir confianza. El yugoslavo permite que los jugadores se reúnan en su ausencia. Antes, eso hubiera sido impensable. "Antic es un futbolero; Van Gaal, un académico", cuenta un miembro de la plantilla. En los aviones, Van Gaal se sentaba en la parte trasera para controlar mejor a los jugadores. Antic se sienta en el primer asiento.

- Observador desde Madrid. Antic vivía en Madrid pero parece que tuviera ya muy claras sus intenciones antes de asumir la dirección del equipo. Logró aislar al vestuario del volcán en que se había convertido el club (llegó el día del anuncio de una moción de censura y cuatro días antes de que Gaspart anunciara su dimisión). Todos sus guiños en el Camp Nou tienen un sentido: en el partido de ida ante el Inter alineó a Luis Enrique unos minutos para delirio del público (no jugaba desde hacía cuatro meses) y el sábado sustituyó a Saviola para que fuera aplaudido tras lograr un hat-trick. El lunes, permitió que los aficionados pudieran ver un entrenamiento que, con Van Gaal, era a puerta cerrada.

- La cita del vermú. El yugoslavo llegó con el peso de la sombra del descenso y decidió quitar presión a los jugadores la víspera de los partidos. Su plan es singular: por la mañana, los jugadores tienen sesión voluntaria de baño y masaje y, después, en el vestuario hay cita con el vermú. Pan con tomate, embutidos, croquetas, refrescos y vino. La reunión busca crear ambiente de grupo. Ya no se limitan sólo a los días de partido. El sábado, tras ganar al Betis, Antic dio fiesta a todos. Con Van Gaal se hubieran entrenado a las 10.30 de la mañana.

- Lesionados. Antes, un jugador lesionado seguía un estricto y largo plan. Antic tiene tanta prisa como el Barça: debutó en un amistoso en Cádiz y citó al sueco Andersson para que volviera a sentirse futbolista. El día del derby ante el Espanyol ya sentó en el banquillo a Luis Enrique, aunque no tenía el alta médica. Ese mismo día, Xavi pidió seguir en el césped pese a que se le había salido el hombro de su sitio. El médico recomendó que el medio centro fuera sustituido pero el técnico apuró el cambio al máximo. Xavi volvió al terreno de juego, dio la asistencia del primer gol de Cocu y marcó el segundo tanto que rubricó un triunfo que frenó el desplome azulgrana en la Liga.

Inter: Toldo; J.Zanetti, Cannavaro, Materazzi o Gamarra, Coco; Guli, C. Zaneti, Dalmat, Morfeo; Kallon y Vieri.

Barcelona: Bonano; Gabri, Puyol, De Boer, Reiziger; Mendieta, Xavi, Cocu, Motta; Saviola y Kluivert.