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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Maurice Blanchot, escritor

El escritor Maurice Blanchot murió el pasado jueves, en su domicilio de los alrededores de París, dejando tras sí una bibliografía inmensa que sustituye totalmente su biografía. Tenía 95 años y su último libro era de 1994. Blanchot era novelista, crítico y filósofo y, al mismo tiempo, ninguna de las tres cosas, pues todo su trabajo se había centrado en separar -teórica y prácticamente- las convenciones del género de su sustancia.

Como se dice de ciertos pintores, Blanchot era estimado por los de su clase, era el escritor de los escritores. Para el gran público era un estilista abstruso, empeñado en jugar con las paradojas.

Durante la década de los treinta, el joven Blanchot, tras sus estudios de Filosofía, Medicina y su especialización en Psiquiatría, se lanzó al mundo del periodismo y lo hizo de la mano de la prensa de extrema-derecha, la más vecina a sus convicciones monárquicas, antidemocráticas y aristocráticas. Pero pronto se sentirá a disgusto en compañía de unos energúmenos que nada tienen que ver con sus ideales de exquisitez. Es entonces cuando entabla una gran amistad con el filósofo Emmanuel Levinas, el único hombre con el que se tuteaba, y ve hasta qué punto el antisemitismo se ha convertido en componente básico del discurso reaccionario en Europa.

Durante la ocupación alemana, Blanchot nunca se dejó seducir por la capitulación que representaba el mariscal Pétain y su voluntad de no compromiso con ninguna de las formas literarias establecidas le valió también como norma de actuación política, en contra de De Gaulle en 1960, a favor de los rebeldes de mayo del 68 -"no somos manifestantes, somos combatientes"-, y crítico atento a la progresión de la extrema derecha durante la década de los ochenta.

Su voluntad de espléndido aislamiento se traducirá en obras como Aminadab (1942), Au moment volu (1951) o L'Attente, l'oubli (1962), por sólo citar las más importantes en el dominio de la ficción, y por ensayos como Faux pas (1943), L'Espace litteraire (1955), L'entretien infini (1969) o L'Écriture du désastre (1980).-

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