Un genio de la cinematografía

El 22 de febrero de 1900 nació en Calanda (Teruel) el que iba a ser uno de los mayores y más originales creadores cinematográficos de todos los tiempos. Interesado por la música, luego por la entomología, más tarde por la poesía (cuando en la Residencia de Estudiantes amigó con Federico Garcia Lorca, Salvador Dalí, José Moreno Villa...), y finalmente por el cine cuando en París vió Las tres luces, de Fritz Lang, y conectó con los jóvenes surrealistas, de los que admiraba "su moral y su intransigencia artística, su nueva política social, que se amoldaban perfectamente a mi temperamento".

Realizó entonces su corto Un perro andaluz (1929), dirigido "a los sentimientos del inconsciente humano", al que siguió La edad de oro (1930), en el que colaboró su amigo Dalí: "Una secuencia de moral y estética surrealista" que desató las iras de la extrema derecha francesa. Más tarde filmó Las Hurdes (Tierra sin pan), que fue prohibida por el Gobierno de la II República. A partir de ahí, la filmografía de Luis Buñuel, abastecida con frecuencia por malos melodramas mexicanos (lugar de su exilio tras la Guerra Civil española), comenzó a llamar la atención de los críticos, especialmente cuando en Cannes se presentó Los olvidados (1950), amarga denuncia de la pobreza y de la violencia.

Luis Buñuel, 32 películas hasta su muerte (1983), ha estado "al lado de aquellos que buscan la verdad", aunque, matizó el autor, "siempre los he dejado cuando han creído haberla encontrado". Disidente, innovador, provocador, es probablemente el autor sobre quien más libros se han escrito, tratando de analizar sus múltiples sugerencias, que se escapan al raciocinio en curso.

Su ironía y sentido del humor se reflejan en su siguiente reflexión: "Después de Un perro andaluz, el mundo ha progresado hacia el absurdo. Sólo yo no he cambiado. Permanezco católico y ateo gracias a Dios".