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El autor del incendio del metro surcoreano no quería morir solo

Kim Dae-han, de 56 años, lanzó el paquete en la estación y escapó con leves quemaduras

Kim Dae-han, de 56 años, no quería morir solo. El sospechoso de haber provocado el incendio en el que fallecieron más de 125 personas el martes en el metro de Daegu, en Corea del Sur, ha confesado que quería suicidarse, pero que "pensó que era mejor morir acompañado". Así lo aseguró ayer la policía. Pese a ello, tras arrojar el paquete en llamas en el interior de la estación, Kim Dae-han se dio a la fuga logrando salvar la vida.

La televisión mostró una grabación procedente de una cámara de seguridad de la estación, en la cual se ve a un hombre en el andén con un cartón de leche en llamas en las manos y varias personas intentando arrebatárselo. El supuesto autor, de 56 años, que escapó con vida tras arrojar el paquete en llamas, sufre ligeras quemaduras. Según la prensa surcoreana, Kim Dae-han sufre una parálisis en lado derecho del cuerpo, que atribuye a un tratamiento médico erróneo, y había amenazado con prender fuego a un hospital. Entre 1999 y 2002 recibió tratamiento psiquiátrico.

Una investigación preliminar apuntó a la mala gestión de la emergencia por parte de los agentes de la compañía metropolitana como una de las principales causas del gran número de víctimas. ¿Cómo pudo morir tanta gente? ¿Por qué se permitió la entrada del segundo tren en la estación cuando el incendio había estallado en el primero hacía varios minutos? ¿Por qué las puertas de los vagones no se abrieron? ¿Por qué se extendió tan rápido el fuego? Éstas son algunas de las preguntas que se hacía Corea del Sur al día siguiente del infierno que provocó un hombre que arrojó líquido inflamable en un vagón en busca del suicidio.

"Pedimos una investigación minuciosa para saber por qué los responsables del metro no respondieron rápida y adecuadamente en cuanto se inició el incendio", exigió el periódico Joongang Ilbo.

Las investigaciones están en marcha, pero algunos expertos en desastres denunciaron ayer que la tragedia revela un grave problema en la forma en que las autoridades afrontaron la situación. Según un agente de la compañía, no se pudo avisar al segundo convoy porque el fuego destruyó los sistemas de comunicación. Otros críticos fueron más allá y pusieron en duda la falta de capacidad del país ante situaciones de emergencia y potenciales ataques terroristas. Muchos viajeros murieron asfixiados en las escaleras mientras buscaban una vía de escape.

Corea del Sur tiene uno de los peores índices de seguridad de tráfico e industrial del mundo. Y según el Korea Times, la población carece de la más elemental formación en casos de emergencia. "Los pasajeros entraron en estado de pánico y nadie intentó utilizar los extintores que estaban debajo de los asientos", dijo.

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La polémica vino a sumarse al dolor y la indignación de los familiares de las víctimas, muchos de los cuales no saben aún si los parientes que echan en faltan se encuentran entre los fallecidos. La confusión sobre la cifra de víctimas continuaba ayer, debido al estado en que han quedado muchos cuerpos. Las autoridades aseguraron que el número de muertos identificados asciende a 53 y el de no identificados, a 72. Además, hay 146 heridos y más de 300 desaparecidos. Pero advirtieron que esta última cifra puede ser redundante.

Las familias de los afectados arremetieron contra las autoridades y exigieron disculpas y más celeridad en las labores de identificación, que según los expertos pueden durar meses. La explosión y las llamas dejaron muchos cuerpos totalmente carbonizados.

El humo invade uno de los vagones. La foto fue tomada por un pasajero que quedó inconsciente pero salvó la vida.
El humo invade uno de los vagones. La foto fue tomada por un pasajero que quedó inconsciente pero salvó la vida.REUTERS

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