Los precios se moderan
El año ha empezado bien en lo que respecta a la inflación. El IPC, por fin, nos ha dado una noticia positiva, la primera desde finales de 2001, al reducirse el aumento interanual de los precios en enero tres décimas, hasta el 3,7%. Hace unas semanas les comentaba que las previsiones de inflación apuntaban una significativa desaceleración a partir de febrero y hasta mediados de año, pero esto se ha adelantado ya a enero. Veamos las causas.
La primera es el fenómeno de las rebajas. Esto, por supuesto, explica que la tasa mensual fuese negativa, pues el grupo de vestido y calzado disminuyó un 9,6%, contribuyendo con -1 punto porcentual a la variación mensual total del IPC. Pero también contribuyó a reducir la tasa interanual en dos décimas, ya que las rebajas de este año han sido de mayor intensidad, lo que me sugiere una lección interesante. Durante 2002 las cadenas de distribución, aprovechando la confusión generada por el cambio de moneda e intentando crear valor para el accionista, se pasaron subiendo precios (el aumento de estos productos fue del 5,1% en media anual, unos tres puntos porcentuales por encima de lo que subieron los precios a la salida de fábrica). Esta fuerte subida acabó por retraer a los compradores y las tiendas y almacenes se quedaron más llenos de la cuenta al finalizar la campaña de otoño. Para dar salida a los productos no han tenido más remedio que hacer buenas ofertas. Al final, el consumidor ha impuesto su razón. Esperemos que esto sirva de lección y no se repitan en 2003 las subidas de 2002, que tanto daño han hecho al conjunto de la economía. La creación de valor para el accionista está muy bien, pero debe hacerse aumentando la productividad y eficiencia de las empresas, no subiendo precios.
Durante 2002 las cadenas de distribución se 'pasaron' subiendo precios
Casi otra décima de las tres en que se ha reducido la inflación es atribuible a la rúbrica de turismo y hostelería. En el caso de los cafés y restaurantes la explicación parece clara: el año pasado por estas fechas, estábamos bajo los efectos del redondeo, fenómeno que ya no ha debido de producirse este año, con el consiguiente menor aumento de estos precios. En cuanto al turismo, es posible que, con el clima de incertidumbre imperante, la demanda también se haya moderado y con ella, los precios.
La tercera causa importante ha sido la no actualización este año de los impuestos especiales, frente a las subidas que añadieron tres o cuatro décimas a la inflación el año pasado. Parece que también esto ha servido de lección a los responsables políticos. En total, los factores señalados han restado unas seis décimas a la inflación. Si ésta se ha reducido sólo en tres es porque la energía y los alimentos han añadido otras tres. Por otro lado, si el dato ha sido inferior al previsto ha sido por el mejor comportamiento de los alimentos (éstos se comportaron mal, pero se esperaba que se comportaran aún peor) y por el hecho de que haya habido más rebajas que un año antes.
El dato de enero mejora las previsiones para el resto del año. Si antes hablábamos de que en primavera la inflación podía situarse en torno al 3,2%, ahora es posible que se sitúe una o dos décimas por debajo del 3%, manteniéndose en este nivel hasta el final del año. Todo ello bajo la hipótesis de que el precio del petróleo vuelva a situarse en torno a 25 dólares el barril cuando se resuelva el conflicto de Oriente Medio.
Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros Confederadas para la Investigación Económica y Social (FUNCAS).
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