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Reagan y Gorbachov firman el primer acuerdo para destruir armas nucleares

Ronald Reagan y Mijail Gorbachov estamparon su firma en el tratado de eliminación de misiles de alcance intermedio (INF), que inicia un principio de desnuclearización de Europa, a las dos de la tarde (las ocho, hora peninsular española), en una ceremonia calurosa, llenas de sonrisas, celebrada en la East, Room de la Casa Blanca, transmitida en directo por televisión a un planeta convertido ya en una aldea electrónica. "El tratado es un excelente ejemplo de la recompensa de la paciencia, protege los intereses de Estados Unidos y los aliados y refleja lo que podemos conseguir si unimos nuestros esfuerzos" dijo Reagan. Gorbachov -que hablaba también en directo a sus conciudadanos- confió en que "el 8 de diciembre de 1987 entre en los libros de historia como el hito separador entre la época de creciente riesgo de guerra nuclear y la era de desmilitarización de la vida de la humanidad". Todavía no es un proceso irreversible, advirtió, sin embargo, Mijail Gorbachov. El presidente norteamericano y el secretario general del PCUS intercambiaron las plumas con las que rubricaron el histórico tratado. Reagan bromeó, con su frase preferida en ruso, con el dirigente del Kremlin sobre la necesdad de firmar acuerdos, pero también de verificar su cumplimiento. "Eso lo dice usted siempre", le recordó Gorbachov. "Es que me gusta", le contestó el presidente. Una sensación de acontecimiento histórico invadió Washington, que recibía por primera vez, desde que Leonid Breznev se entrevistó con Richard Nixon en 1973, a un líder del mundo comunista para iniciar una nueva etapa de distensión entre las dos superpotencias. Reagan, de 76 años, en el ocaso de una presidencia que parece dispuesto a cerrar clausurando la guerra fría y una historia de anticomunismo visceral, y Mijail Gorbachov, de 56, una sonrisa agradable tras unos dientes de. acero, que quiere sacar a la URSS del atraso y puede dirigir a su país más allá del año 2000, iniciaron su tercera cumbre al calor de la chimenea del despacho Oval, poco antes de las once de la mañana.

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