El buscador de récords

Dentro de diez días, el sábado 22, a media tarde, Alberto García saltará a la pista cubierta de Sevilla. Empezará a correr. Deprisa. Zas, zas, zancada a zancada. Primero, detrás de dos liebres, de otros dos atletas que le marcarán el ritmo, que le protegerán del aire, que le acompañarán. Métodicos. Mil metros, cinco vueltas, el primero. Métodico, exacto: 30 segundos y pico la vuelta, 2m 32s el kilómetro. Luego, el segundo. Idealmente, le acompañará otro kilómetro. El mismo ritmo, sin tirones. Un ritmo rápido, muy rápido; un ritmo de récord. Después, Alberto García se quedará solo. Los récords se baten a solas. El atleta y la pista. Porque Alberto García, el hombre que busca los récords, el atleta vallecano que el pasado domingo logró la plusmarca europea de 5.000 metros en pista cubierta (13m 11,39s), estará en Sevilla intentando bajar de 7m 36,61s, el récord europeo de 3.000 en pista cubierta de Fermín Cacho.

Paradójicamente, cuando se quede solo, cuando empiece la agonía, el dolor, la subida del láctico, será cuando más difrute Alberto García. "Es bajito y por eso se aclimata bien a la pista, a las curvas más cerradas", dice su entrenador, Arturo Martín; "puede hacer un 1.000 o un 2.000 solo a muerte, oyéndose las pisadas, a 31s la vuelta; le encanta el ruido de sus zapatillas en la pista, la resonancia".

Correrá controlando todas las señales que emita su cuerpo, un organismo que tan bien conoce, al que exprime diariamente por el parque, por el bosque, 175 kilómetros a la semana. "Pero eso es como todos", dice Martín; "todos los fondistas se conocen. Saben exactamente a qué ritmo marchan. Sólo miran el cronómetro cuando hay piques entre ellos, cuando se echan carreras entrenándose".

Después de muchos años, Alberto García, diminuto (1,63 metros), se ha convertido en un grande del fondo. Estajanovista del atletismo, que combina cross y pista cubierta en invierno, que no para en verano. Capaz de correr muy rápido. Capaz de bajar de 20 segundos por kilómetro, de 3m a 2m 38s, desde los 10 kilómetros del cross hasta los 5.000 metros de la pista, y después, de bajar más, a 2m 31s el kilómetro en los 3.000. "Lleva toda su vida trabajando para ello. Le ha sido difícil llegar.. Mantenerse a este nivel es complicadísimo y más aún progresar", dice Martín; "pero todavía tiene margen para crecer".

Y cuando llegue al tope, cuando baje de los 12m 50s en los 5.000, una marca hasta el momento sólo al alcance de los africanos, cuando se crea que puede hablarles de tú a tú a los mejores, aparecerán más atletas de África, de su cantera inagotable, y bajarán de 12m 45s. "Él ha tardado toda la vida en conseguirlo y los jóvenes africanos lo consiguen casi de entrada", dice Martín. A ellos, a los africanos, se enfrentará García, el mejor fondista blanco, en los Campeonatos del Mundo de París al aire libre, en agosto, y antes, a mediados de marzo, en los de pista cubierta, en Birmingham. Se dice que en la ciudad inglesa sus rivales se llamarán Hicham el Guerruj, el marroquí que reina en la media distancia desde hace seis años, y Haile Gebrselasie, el etíope que domina el fondo. Y alguno, animado por las últimas proezas del vallecano, cree que les podrá plantar cara. Pero Martín echa un jarro de agua fría a las desorbitadas expectativas. "Podrá estar con ellos un tiempo", dice, "pero no creo que llegue hasta el final. El Guerruj es un atleta de 3m 26s en 1.500 y muy rápido cuando se corre a ritmo muy fuerte. No se dejará pillar desprevenido. En una carrera a 7m 30s no le gana nadie. Y Gebrselasie tiene 3m 31s en 1.500. Y ha ganado muchas carreras al sprint".