El fútbol da un baile al músculo en el partido de los sub 21

Los chicos se dieron un gustazo. Pusieron el fútbol encima de la mesa y le pegaron un baile a Alemania. Bajaron el balón al suelo, lo pusieron a correr y con una facilidad insultante, sobrados, llenaron a la fornida zaga rival de agujeros. La velocidad de Reyes, sus movimientos diagonales y repentinos, resultó capital en la tunda. Pero todo el grupo actuó suelto y a gran altura. Todo lo contrario que Alemania, rebosante de músculo y fiereza, pero una calamidad en el juego. Muy rudo en el gesto, pero de una candidez insoportable a la hora de la verdad. España le aplicó un repaso soberano.

Y eso que los alemanes dieron primero, casi por única vez. Feulner templó un saque de falta al punto de penalti, Arzu y Reina se comieron el centro, y Auer, de cabeza, adelantó a los suyos. Por alto, a balón parado, muy en alemán, el partido viraba del lado de costumbre, que no del de mayor fútbol.

Pero España no acusó el golpe. Lejos de eso, insistió en buscarle las vueltas al rival por abajo, cosiendo el juego con asociaciones sencillas y venenosas. Tocando y tocando para quitarse de encima la agresiva presión germana, y buscando por igual las bandas y la profundidad para sacarle los colores a un equipo que llegó precedido de buena fama. Pero más allá de las brusquedades y las patadas, Alemania no enseñó nada en el primer tiempo. Y muy poco, apenas minutos de posesión, después.

Pese a que echó de menos a Xabi Alonso, un medio centro de difícil relevo, España fue un abuso de equipo en la primera mitad. Punzante en los ataques al principio, hasta que los tres goles cayeron en seco, y un punto arrogante y faltona después, cuando prefirió hacer correr al rival detrás de la pelota de un lado a otro que arañarlo a ocasiones. Con todo, su actuación resultó deliciosa.

Del primer tiempo salió España con el partido resuelto -el segundo tiempo bajó mucho en calidad- y, eso sí, con una baja dolorosa: Riera, un interior zurdo que va a ganar mucho dinero en el oficio, se lesionó con tan mala pinta que, tras un primer vistazo, el médico le diagnosticó cinco semanas de convalecencia. Luego, por culpa también del mal estado del terreno de juego, varios jugadores fueron sufriendo percances: Ángel, Arzu, Mario, Murillo...Al tiempo que se fue vaciando el fútbol, la enfermería se fue llenando.