El hecho consumado
Hitler era más listo; inventó el hecho consumado. Sus tanques lanzaron la guerra relámpago, y se quedó con Europa y afines. Bush es como esos nuevos ricos que no se atreven a entrar en las casas bien y hacen todo lo posible porque la sociedad les reconozca: quiere que le apoye el Consejo de Seguridad, el Pleno de Europa, la OTAN y los artistas del cine español. Tiene a un viejo europeo, Sharon, con el que forma la bestia de dos espaldas (Shakespeare: lo decía de los dos lomos del acto del amor físico), prefiere el hecho consumado en esta acción tan claramente concertada. Sharon es la inspiración de Bush, Estados Unidos es el satélite de Israel, pero no hasta el punto de lanzar una guerra relámpago, aunque la aristocracia europea le apoye; y se le está yendo de las manos, aunque le ayuden los españolistas vascos. Se le está pasando el tiempo. El extraño plan de Alemania, Francia y Rusia de desarmar a Irak sin guerra, de mandarle cascos azules de la ONU, le ha dejado perplejo. Y es que ha dejado pasar demasiado tiempo. El hecho consumado, la guerra relámpago (blitzkrieg: hay mucho parecido entre el nazismo y esta situación) hubiera tenido, a la fuerza sin duda, algo más que un apoyo: una colaboración para el "apaciguamiento", que es la palabra que más le gusta a Europa para hacer sus guerras. Hubo nuestra "pacificación" en Marruecos, y la de Francia en Argelia. Lo que ha querido este burgués gentilhombre es que la buena gente comprenda que el desarrapado iraquí es un peligro para todos nosotros, y nos va a mandar sus parásitos. Aunque no los tenga. Tampoco tenía nada Afganistán, ni siquiera algún retrato de Bin Laden y su fusil automático, y todos estuvimos de acuerdo en que matara miles de ciudadanos desgraciados. Parecía que estaba en la lógica que matara a quien quisiera, a condición de que no pudiera ofrecer resistencia.
Y ahora, ¿por qué no? Porque ha dejado pasar el tiempo, ha querido formar una facción en lugar de atacar él solo, con su Sharon. Mirando aquí dentro, los que creyeron que la conciencia de Estados Unidos se alzaba para proteger a los pobres kosovares huyendo por las montañas heladas, o que Irak estaba destrozando a los kurdos de una manera menos humana que como lo hacían los turcos, ahora no se lo creen. Los que aplaudían cuando se llevó por los aires a un jefe de Estado al que el Vaticano echó de su Embajada, ahora protestan; con Papa y todo. ¡El hecho consumado! Si hubiera lanzado la muerte a tiempo, apenas hubiese protestado nadie. Ahora lo hará y le costará las elecciones. Como a Blair. Como a Aznar.
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