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Entrevista:DEZSÖ RÁNKI | Pianista

"El idioma en que se habla tiene mucha relación con la música que se crea"

Jesús Ruiz Mantilla

Es parte del trío de ases húngaros nacidos en los cincuenta. Puede ser el as de espadas, porque es tranquilo y atípico, pero batallador haciendo la guerra por su cuenta, por libre, sin compañías discográficas a las que dedicarles tiempo y agasajos. "No me gustan esas cosas ajenas al trabajo que te obligan a hacer, ni que te hagan repetir grabaciones", dice Dezsö Ránki (Budapest, 1951), que actúa hoy en Madrid -mañana en Valencia y el viernes en Salamanca- para presentarse ante el público del ciclo Grandes intérpretes, en el Auditorio Nacional, organizado por Scherzo y patrocinado por EL PAÍS. Lo hará, además, con uno de sus fuertes: Béla Bartók, junto a Debussy y Liszt, en un programa que promete riesgo.

"Los músicos de mi generación tuvimos suerte con el comunismo"
"Cuando veo 20 o 30 versiones de discos me pregunto qué puedo aportar yo"

Febrero es el mes del piano húngaro en Madrid. Aparte de Ránki, se presenta su compañero de clase Andras Schiff, el día 18 en el teatro de la Zarzuela, en lo que será el primero de los seis recitales que dará con la integral de obras para teclado de Bach. Ránki se alegra del protagonismo desde su casa de Budapest, donde le acecha la nieve, según cuenta por teléfono. Los dos estudiaron también en la Academia Franz Liszt-Béla Bartók, uno de los referentes mundiales del aprendizaje, con Zoltan Kocsis, otro habitual del público madrileño, y fueron alumnos de Pál Kadosa, que lo había sido a su vez de Bartók. Los tres forman una brillante generación de pianistas húngaros en la primera fila.

"La Academia tiene una larga tradición, pero su método más efectivo de trabajo es que no tiene método", afirma Ránki. A cada uno según sus necesidades, era la consigna que venía como anillo al dedo a aquellos que estudiaban en los años sesenta en Budapest, rodeados de frío, bruma del Danubio, rigideces comunistas y ecos de una larga tradición de maestros que habían dejado parte de su energía en la ciudad, desde Franz Liszt a Georg Solti.

"Los estudiantes de mi generación tuvimos suerte. El comunismo es un sistema horrible, pero no había manera de que se perdieran los talentos; si lo tenías, contabas con todas las ventajas", recuerda Ránki, que comenzó sus estudios con ocho años y empezó a desarrollarse como profesional en 1973.

Desde siempre, Ránki ha llevado con él la estela de Bartók. Hoy, en Madrid, también. Su batalla es hacerlo tan presente en el mundo como a los clásicos. "Creo que ya ha encontrado su lugar en el repertorio diario, como Stravinski. No son clásicos, pero se han asentado". Y lo ha hecho por méritos propios, por pura calidad. "Bartók creó algo único, un mundo propio, totalmente nuevo en su tiempo".

Algo que bebía de la experimentación, pero se apegaba a la tierra. "Cuando él era joven descubrió el folclore y fue la etapa más feliz de su vida, viviendo con campesinos, descubriendo su forma de vida. Su música es realista, está pegada a la gente, como el jazz es la música de los negros", afirma Ránki.

Algo diferente a lo que representó Liszt, que creó arte por y para un instrumento que dominaba de manera demoniaco, demoledora y que le servía para provocar auténticos delirios entre los que le escuchaban en su época. "Puedes reconocer en su música que sentía como nadie el instrumento y, por tanto, alargó de manera increíble las posibilidades del mismo, que son infinitas", asegura el pianista.

Liszt fue de hecho uno de los compositores a los que el piano debe más su condición de rey y de máquina creada para emular una orquesta. "Sabía trasladar como nadie piezas escritas para orquesta u óperas al piano, que incluso se disfrutan más con el instrumento o tocadas con dos pianos que con una orquesta".

La excepción húngara en el programa es Debussy, pero es un compositor que este año parece obligado en el ciclo. Será de los que más suenen esta temporada en Madrid, que no se escapa de la fiebre debussiniana. "No creo que se toque a Debussy tantas veces como se merece y cómo se debería", dice Ránki. "Compuso poco, pero lo que hizo está entre lo mejor de toda la literatura pianística. Es un autor en el que se demuestra algo que yo creo firmemente, que el idioma en que se habla tiene mucha relación con la música en que se crea, y en ese sentido, Debussy es francés por los cuatro costados, lo mismo que Bartók es húngaro".

Pero también ha elegido un programa en el que piensa que hay conexiones: "De las cuatro piezas de Liszt que tocaré -La lúgubre góndola, En rêve, Vals Mefisto, número 4 e Impromptu-, tres son de la última época y están en la raíz de las obras de Bartók y Debussy -de quien interpretará Mikrokosmos, piezas progresivas para piano, y la Suite opus 14, del primero y la obra Children's corner, del segundo- en las armonías, las atmósferas, las características de la melodía", afirma. "De todas formas, cuando se tocan, cada una tiene un propio significado por sí misma y te olvidas de las relaciones".

Lo mismo que él se ha olvidado de las discográficas desde que acabara su relación con la compañía Hungaroton hace varios años. "Echaron a su director, terminé con ellos y luego traté de buscar algo, pero lo dejé porque lo que me interesa es la música en directo. Cuando busco alguna cosa en tiendas de discos y veo 20 o 30 versiones de cada obra, me pregunto qué puedo aportar yo, y pienso que no hay razón para añadir otra más". Sólo confía en el momento mágico e irrepetible de los recitales y los conciertos, algo que hace 60 veces al años máximo, y 10 de ellos los comparte con su mujer, Edit Klukon, también pianista. "Me gusta descansar y preparar las cosas a fondo, no podría dar 100 o 120 actuaciones al año, eso es demasiado".

El pianista húngaro Dezsö Ránki, que actúa hoy en Madrid dentro del ciclo <i>Grandes intérpretes.</i>
El pianista húngaro Dezsö Ránki, que actúa hoy en Madrid dentro del ciclo Grandes intérpretes.

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Sobre la firma

Jesús Ruiz Mantilla
Entró en EL PAÍS en 1992. Ha pasado por la Edición Internacional, El Espectador, Cultura y El País Semanal. Publica periódicamente entrevistas, reportajes, perfiles y análisis en las dos últimas secciones y en otras como Babelia, Televisión, Gente y Madrid. En su carrera literaria ha publicado ocho novelas, aparte de ensayos, teatro y poesía.

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