Milosevic y Sadam
Si yo fuese hoy miembro de la oposición iraquí a Sadam Husein, me sentiría igual que me sentí hace cinco años, cuando escuchaba los argumentos, principalmente presentados por los europeos, respecto a por qué no debería usarse la fuerza contra la Serbia de Slobodan Milosevic. Los argumentos, en ambos casos, son similares. En ambos casos se han convertido en parte de la táctica de paralización previa al bombardeo. Ésta es la letanía: "Hay que dar una oportunidad a la paz", "las bombas no pueden traer la democracia", "un ataque militar pondrá en peligro la estabilidad en la región", "Estados Unidos está usando su fuerza militar para establecer su dominio". Cada uno de estos argumentos demostró ser falso en el caso de Kosovo.
Cuando todo ha fracasado, hace falta el poder militar para derrocar a los tiranos
En el caso de Kosovo, la paralización europea no tenía mucho sentido. Cuando Milosevic no aprovechó la última opción que tenía de alcanzar un acuerdo de paz en las negociaciones de Rambouillet, Francia y Alemania se vieron forzadas a unirse a la firme alianza estadounidense y británica para poner fin al genocidio en Kosovo. Aunque se dio una oportunidad a la paz mediante negociaciones fomentadas por los europeos, Milosevic sólo utilizó estas negociaciones para consolidar su posición en Kosovo. Al final, sólo el bombardeo de Serbia puso fin al genocidio de kosovares e invirtió el patrón de limpieza étnica, permitiendo finalmente que casi un millón de refugiados regresasen a sus hogares.
Por supuesto, las bombas por sí solas no trajeron la democracia, pero fueron una condición previa para ella: Kosovo ha tenido por primera vez en su historia la oportunidad de establecer instituciones democráticas. La debacle que provocó la lluvia de bombas de la OTAN en Serbia fue el principio del fin de Milosevic. Hoy, Serbia construye dolorosa y pacientemente un Estado democrático. Estados Unidos no ha establecido su dominio; de hecho, ha dejado más o menos la responsabilidad sobre este área a la Unión Europea y a Naciones Unidas, a través de su protectorado en Kosovo.
¿En qué se parece esto al periodo previo a una posible guerra contra Irak? Las razones clave para oponerse a la guerra contra Irak han cambiado conforme han ido transcurriendo las semanas. Primero, las principales potencias europeas señalaron que se opondrían a una acción unilateral estadounidense y solicitaron la bendición de la ONU. Ahora que la Resolución 1441 del Consejo de Seguridad, aceptada por los europeos, autoriza de facto cualquier acción necesaria contra el régimen de Sadam Husein, presentan otros argumentos que van desde que "la alegación no se ha probado" a que "no se puede bombardear cualquier régimen que a uno le disguste", o "todo esto se debe a que Estados Unidos quiere dominar los campos petrolíferos de Irak".
La experiencia que yo he vivido en Kosovo con Milosevic da a entender que el argumento debería ser el contrario: ¿espera alguien de manera realista que Sadam Husein abandone el poder por propia voluntad o a través de un proceso electoral democrático? Sadam Husein, un tirano, es una amenaza tan importante para el derecho humanitario internacional, la estabilidad regional y la paz mundial como lo era Milosevic. Pero, mientras que el carnicero de los Balcanes está siendo juzgado en La Haya por crímenes contra la humanidad, a su colega tirano de Bagdad se le está concediendo el beneficio de la duda.
Ahí es donde entra la guerra. La más terrible de las actividades humanas, la guerra, está a punto de desencadenarse. Si mi experiencia sirve de alguna guía, creo sin embargo que dicha guerra depondrá a Sadam y creará las condiciones para que el pueblo iraquí establezca la democracia. Dado que Sadam es de la misma calaña que Milosevic, sabemos algo sobre ambos: sólo las bombas les arrebatarán el control que tienen del poder.
Sin embargo, cuando esto ocurra surgirán nuevas cuestiones. ¿Qué ocurrirá en Irak después de Sadam? ¿Cuál será la naturaleza del gobierno internacional? ¿Qué tipo de transición hacia la democracia puede tener lugar en un Irak soberano? Y, ¿cómo afectará este tipo de gobierno al orden regional de los países circundantes que no son democracias, una secuela tanto del final del imperio otomano como de la Pax Britannica?
Si yo fuese miembro de la oposición iraquí, o igualmente si fuese una parte interesada de Occidente o de la región, ahora es cuando empezaría a preocuparme. Los pasados meses se han empleado en un debate sobre si declarar o no la guerra contra Sadam. Ese debate está ahora esencialmente superado, porque el número de efectivos en el teatro de operaciones ha alcanzado ahora un punto sin retorno.
Sé por la experiencia de Kosovo que el día después llega mucho antes de lo que uno espera. La oposición debe estar preparada para reanudar la causa por la que se ha ganado la batalla. El mundo debería recordar cómo evolucionó la guerra de Kosovo, y que los temores que tanto preocupaban a los europeos nunca se materializaron. Debería recordar, a partir del caso de Milosevic, que cuando todo, incluidas las negociaciones o las inspecciones, ha fracasado, hace falta el poder militar para derrocar a los tiranos. El cambio sólo se producirá cuando empiecen a caer las bombas.
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