Marion Jones rompe con Francis a su pesar
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Marion Jones, la mujer más rápida del momento, triple campeona olímpica en Sydney, ha roto con Charlie Francis apenas dos meses después de comenzar a trabajar con el entrenador que admitió haber utilizado anabolizantes para convertir a Ben Johnson en el atleta más rápido de la historia.
Pero Marion Jones, lo confesó ayer la atleta norteamericana en Los Angeles Times, no ha roto voluntariamente, lo ha hecho asumiendo que no es libre y lamentando que otros menos conocidos puedan prepararse cómo les venga en gana. "Tengo una responsabilidad hacia mi deporte", dijo Jones. Su novio, el recordman del mundo de los 100 metros Tim Montgomery (9,78s), aún no ha anunciado si continúa con el controvertido Francis.
"Soy responsable ante mi deporte", repitió Jones, que ha sufrido el acoso de todos los sectores (prensa, federaciones, compañeros atletas, patrocinadores y organizadores) desde que se supo que estaba con Francis. "Pero también soy responsable ante mí misma. Quiero ser mejor y mejorar mi técnica. Y eso es lo que intentaba hacer, mejorar mi carrera y estar en el mismo nivel que cualquier otro sprinter del mundo que obtiene consejo de este hombre, y sólo porque no lo hace público o porque no es la número uno del mundo, a nadie le importa". Jones y Montgomery anularon el miércoles un vuelo que pensaban tomar hasta Montecarlo, donde debían rendir cuentas ante el secretario general de la federación internacional (IAAF), Lamine Diack, quien había expresado públicamente su preocupación por la imagen de Jones y del atletismo en general por su asociación con el proscrito Francis.
Otros compañeros atletas, como Maurice Greene, o ex atletas, como Michael Johnson o Sebastian Coe, también hicieron pública su consternación por la elección de Marion Jones. "Es una estupidez", dijo Greene, a quien Montgomery arrebató el récord de los 100 metros. Entre los organizadores de las grandes reuniones, mientras tanto, había comenzado a extenderse el consenso sobre un boicot a la pareja Jones-Montgomery, y hasta Nike, el patrocinador que paga a Jones 800.000 euros al año, mostró su disconformidad.
Jones, de 27 años, afirmó que Francis no le había propuesto doparse en ningún momento de los dos meses que ha estado trabajando con él, desde que rompió con Trevor Graham, su entrenador de toda la vida. La atleta norteamericana, que anteriormente fue jugadora de baloncesto, tiene grandes deficiencias técnicas, sobre todo en las salidas de las pruebas de velocidad, y en la batida en la longitud, y no mejora sus marcas (10,65s en 100 metros, 21,62s en los 200 y 7,31 metros en longitud) desde 1998. Su intención es establecerse de nuevo en Raleigh (Carolina del Norte) y seguir trabajando con Derek Hansen, un experto en biomecánica y estiramientos, el técnico que le presentó a Francis, y con Llewellyn Starks, un saltador de longitud cuya imagen dio la vuelta al mundo cuando se rompió la tibia y el peroné en un salto en 1992.
Francis fue suspendido a perpepetuidad por el Gobierno en 1990 para ejercer en Canadá, pero se ha convertido en uno de los técnicos asesores individuales más reputados, y más caros, del panorama atlético mundial. A través de su página web se le puede consultar telefónicamente cualquier aspecto de entrenamiento por 150 euros a la hora. "Los mejores entrenadores de atletismo del mundo consultan con este hombre. Lo sé porque lo he visto", dijo Jones. "Ya sea una vez al mes o una vez a la semana, los cracks del atletismo le llaman y pagan por sus servicios. Hansen, mi nuevo entrenador, me propuso hablar con Francis, y yo le dije que no había problema".
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