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Los amoríos de un alcalde amigo de Lula

Juan Arias

El alcalde de la ciudad de Ipatinga, en el Estado de Minas Gerais, Carlos Delfino, del Partido de los Trabajadores, puso en jaque hasta al mismísimo presidente de la República Luiz Inácio Lula da Silva, preocupado tras la desaparición durante 48 horas del correligionario de su partido. Ante el temor de que se hubiese tratado de un secuestro político, el Gobierno movilizó a la policía civil y militar y hasta la escuadra antisecuestros. Lula llamó personalmente por teléfono a la esposa del alcalde, la diputada Cecília Ferramenta, asegurándole la ayuda del Gobierno. El presidente de la República encargó a Nilmário Miranda, secretario Nacional de Derechos Humanos, que se trasladara a Ipatinga para seguir personalmente el caso. Hasta que de repente, del hotel Sol Meliá de Belo Horizonte, avisaron a la policía de que el alcalde llevaba dos días en el hotel inscrito con nombre falso. Con él, dos mujeres no identificadas. Fue un alivio para todos, hasta para su mujer, que había pensado en lo peor, recordando el secuestro y feroz asesinato de otro alcalde del Partido de los Trabajadores el año pasado en el Estado de São Paulo, consejero y amigo de Lula. La opinión pública esta vez ha sonreído recordando el mote del fogoso alcalde de Ipatinga. Lo llamaban Herramienta.-

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